En la novela histórica china Romance de los tres reinos, su autor, Luo Guanzhong, describe la «Estrategia del fuerte vacío», que emplea una psicología inversa para engañar al enemigo. Cuando 150.000 soldados del reino Wei llegaron a Xicheng, que tenía un ejército de menos de 2.500, encontraron las puertas de la ciudad totalmente abiertas y al famoso estratega militar Zhuge Liang tocando tranquilamente la cítara, con dos niños a su lado. El general Wei, desconcertado por la escena y creyendo que era una emboscada, ordenó la retirada.
La Biblia da otro ejemplo de una asombrosa estrategia de batalla. En Jueces 7, Dios hizo que Gedeón utilizara 300 hombres, trompetas, cántaros y antorchas encendidas contra ejércitos que eran «como langostas en multitud, y sus camellos eran innumerables» (v. 12).
¿Podría Israel derrotar a un enemigo tan formidable? Humanamente, ¡imposible! No tenían ni mano de obra ni equipamiento militar, pero sí contaban con algo que obraba a favor de ellos y que era lo único que necesitaban: la promesa de Dios: «Con estos trescientos soldados voy a salvarlos y les daré la victoria…» (v. 7 tla). ¿El resultado? ¡La victoria!
¿Estás enfrentando un desafío enorme? El Señor ha señalado: «He aquí que yo soy el Señor, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?» (Jeremías 32:27).