Los pastores son un blanco fácil para las críticas. Todas las semanas están en la palestra, explicando cuidadosamente la Palabra de Dios y desafiándonos a vivir en semejanza a Cristo. Pero a veces, buscamos razones para criticarlos. Es fácil pasar por alto todo lo bueno que hacen y centrarnos en nuestras opiniones personales.
Como sucede con todos, nuestros líderes de la iglesia no son perfectos. Así que, no estoy diciendo que debemos seguirlos ciegamente y dejar de confrontar sus errores mediante los canales apropiados. No obstante, algunas palabras del escritor de Hebreos pueden ayudarnos a encontrar la manera de pensar correctamente en cuanto a aquellos que presentan la verdad de Dios y son un modelo de cómo liderar mediante el servicio: «Obedezcan a sus pastores, y respétenlos. Ellos cuidan de ustedes porque saben que tienen que rendir cuentas a Dios» (Hebreos 13:17 rvc).
Piensa en esto: delante de Dios, nuestros pastores son responsables de guiarnos espiritualmente. Entonces, debemos desear que ese peso sea un motivo de gozo y no de tristeza. El pasaje indica que entristecer a los líderes «no será provechoso para [nosotros]» (v. 17 rvc).
Honramos a Dios y beneficiamos a nuestra iglesia cuando honramos a quienes Él designó como líderes.