A los 86 años, Ken Deal concluyó con una predicación dominical más de tres décadas de ministerio voluntario en cárceles y prisiones. Su mensaje a los presos trató sobre servir al Señor durante el encarcelamiento. Muchos de los ejemplos que utilizó eran de prisioneros, algunos sentenciados a cadena perpetua. En un lugar del cual todos quieren salir, los alentó a crecer y compartir con los demás las buenas nuevas de Jesucristo.
Cuando el pueblo de Judá fue llevado cautivo por el rey Nabucodonosor y exiliado a Babilonia por desobedecer a Dios, el profeta Jeremías le envió este mensaje del Señor: «Edificad casas, y habitadlas; y plantad huertos, y comed del fruto de ellos. Casaos, y engendrad hijos e hijas; dad mujeres a vuestros hijos, […] y multiplicaos ahí, y no os disminuyáis» (Jeremías 29:5-6).
Quizá hoy enfrentemos circunstancias limitantes. Sea por nuestro propio error o sin culpa alguna, podemos «pasar» la situación o buscar la fortaleza del Señor para «crecer» por medio de ella. El desafío de cada confinamiento es multiplicarse en vez de reducirse; crecer y no disminuir. La meta del Señor es darnos «un futuro y una esperanza» (v. 11 lbla).