La vida cristiana no es un destino — es un andar. Si bien
comenzó en el momento que llegaste a la cruz buscando
perdón, ciertamente no se detiene allí. ¿Estás avanzando
hacia las grandes cosas que Dios tiene para ti?
Uno de los mensajes fundamentales del libro de los
Hebreos es, «Continúa — no te quedes atrás.» El autor advirtió
repetidamente a los seguidores de Jesús que mantuvieran su
relación con Dios actualizada, que no permitieran que sus
corazones se endurecieran, se enfriaran, o se encallecieran a las
cosas de Jesús. Se nos dice que prosigamos hacia lo que está
delante de nosotros. «Por tanto, debemos prestar mucha mayor
atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos»
(Hebreos 2:1).

Cuando recibiste a Jesús como tu Salvador, le hiciste algunas
promesas a Dios. ¿Cómo te está yendo con ellas? No te desvíes
de lo más importante en tu vida. He aquí algunas preguntas
penetrantes que te ayudarán a mantener tu relación con Dios
avanzando:

• ¿Da mi vida evidencia de que el Hijo de Dios
verdaderamente me ha redimido?

• ¿Soporta mi fe en las malas así como también en las
buenas?

• ¿Refleja mi vida un patrón de justicia cada vez mayor?

• ¿Tengo una sed cada vez mayor por la Palabra de Dios y
una pasión por el Reino de Dios?

• ¿Está creciendo mi amor por Dios y por Su pueblo?
Puede que estés pensando, No quiero desviarme. ¿Qué puedo hacer?
Otra vez, tu respuesta está en el versículo 1: «Por tanto,
debemosprestar mucha mayor atención.» ¡Qué gran llamado a
despertarnos! Presta atención — ¡esto importa! Si crees que podrías
estar desviándote un poquito — vuelve. Si has quedado absorto
en otras cosas y has perdido de vista tu propósito fundamental
— vuelve al Señor.

Te insto a que te mantengas en curso. Ya sea que hayan
pasado varios días o semanas desde la última vez que te
arrodillaras en humildad delante del Señor, arrodíllate ahora
mismo. Abre tu corazón delante de Él. Revisa las cinco preguntas.
Pídele al Señor que te muestre las áreas de tu vida que necesitan
un toque fresco de Él y un re-compromiso de parte tuya. —JM