Se cuenta que la Reina Victoria de Inglaterra se conmovió profundamente durante un culto en una iglesia. Después, le preguntó al capellán: «¿Puede uno estar absolutamente seguro en esta vida de la salvación eterna?». Él no supo responderle, pero un evangelista llamado John Townsend se enteró de la pregunta de la reina y, después de orar mucho, le envió una nota: «Con manos temblorosas, pero con un amor profundo, y porque sé que podemos estar absolutamente seguros hoy de nuestra vida eterna en el hogar que Jesús fue a preparar, ¿podría solicitar a su amabilísima Majestad que leyera los siguientes pasajes de las Escrituras: Juan 3:16; Romanos 10:9-10?».
Dos semanas después, el evangelista recibió esta carta: «… En oración y cuidadosamente, he leído las porciones de las Escrituras que mencionó. Creo en la obra consumada de Cristo a mi favor y, por la gracia de Dios, confío en que lo encontraré a usted en aquel hogar del cual el Señor declaró: “voy, pues, a preparar lugar para vosotros”». —Victoria Guelph
Townsend estaba convencido de que, en esta vida, podemos tener seguridad de la salvación eterna (v. 9), y le interesaba que otros también la tuvieran. Considera qué significan Juan 3:16 y Romanos 10:9-10 en cuanto a tu destino eterno. Dios desea asegurarte que tu pecado ha sido perdonado y que, después de que mueras, estarás para siempre con Él.