La sabiduría del rey Salomón funciona bastante bien en el siglo 21, ¿no crees? Qué mejor consejo podemos tener para adquirir sabiduría que éste: «El temor del SEÑOR es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción» (Proverbios 1:7). O todos sabemos de cuánta ayuda es «Escucha[r] el consejo y acepta[r] la corrección», especialmente ya que significa «para que seas sabio el resto de tus días» (Proverbios 19:20). Y tendríamos que ser bastante arrogantes como para rechazar estas palabras de Salomón, las cuales son de gran ayuda: «Sin consulta, los planes se frustran, pero con muchos consejeros, triunfan» (Proverbios 15:22).

Es muy malo que el hijo de Salomón no le prestara más atención a la gran sabiduría de su papá (por supuesto, el sabio mismo cometió más errores de los que le correspondían). Roboam  tuvo una oportunidad extraordinaria de llevar a Israel en la dirección correcta luego de asumir el trono de su padre, pero escuchó el mal consejo y lo arruinó todo.

Justo después de haber ascendido al trono, fue abordado por personas preocupadas, quienes le dijeron que Salomón había impuesto una pesada carga de gran trabajo en el pueblo. Al comienzo, Roboam hizo lo correcto — buscó consejo. Pidió la asesoría de los ancianos que habían servido con su padre. De  éstos líderes, recibió lo que parecía ser un consejo sabio. Le  dijeron a Roboam que fuera amable con el pueblo y que le aligerara la carga.

Armado con este buen consejo proveniente de consejeros leales, ¿qué hizo Roboam? Lo rechazó todo. No era lo que quería, así que fue a la pesca de más consejo, esperando enganchar el consejo que quería. Y lo hizo. Encontró a unos amigos insensatos que le dijeron lo que él quería oír: Aumentar la carga. Eso fue lo que hizo, y pronto estuvo huyendo para salvar su vida.

¿Y que hay de nosotros? ¿Estamos buscando la verdad de Dios y Su voluntad, o estamos tratando de encontrar a alguien – a cualquiera — que nos diga lo que queremos oír?
Evitemos el engaño de Roboam.  —JDB