Imagina que siempre eres la persona más inteligente en el salón . . . Cuando Dios prometió darle al rey Salomón lo que él quisiera, éste pidió sabiduría (2 Crónicas 1:12). Complacido con su buen sentido común, Dios le dio mucho más.

Y el viejo Salomón prosperó. Pero años después, algunos lo considerarían un «tonto sabio.» A pesar de todas sus ventajas de sabiduría, riqueza, tesoros, y honra, él hizo algunas elecciones realmente malas.

Uno de los más grandes problemas de Salomón era su obsesión con las mujeres. ¡Vaya si el hombre era un coleccionistal Tenía 700 esposas y 300 concubinas. (¡Tan sólo imagina el tamaño de sus reuniones familiares!)

Qué receta para el desastre la que éste hombre se había preparado para sí. En 1 Reyes 11:4-6 leemos que las mujeres, las cuales adoraban a ídolos, descarriaron a Salomón. «cuando Salomón era ya viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo dedicado por entero al SEÑOR su Dios . . . siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas. Salomón hizo lo malo a los ojos del SEÑOR.»

Una vez, este gran rey había dicho humildemente, «Y la casa que voy a edificar será grande; porque nuestro Dios es grande, más que todos los dioses. Pero ¿quién será capaz de edificarle una casa?» (2 Crónicas 2:5-6). Pero su deseo por el placer lo engatusó y se hundió en una espiral descendente (Eclesiastés 2:10-11).

La situación comprometedora de Salomón con el pecado le trajo infelicidad y el desagrado de Dios. Cuando anciano, el quebrantado gobernante escribió, «Mejor es un joven pobre y sabio, que un rey viejo y necio, que ya no sabe recibir consejos» (Eclesiastés 4:13).

¿Has estado transigiendo con el pecado? Luego, en humildad, tómate a pecho estas palabras que Dios le dio a Salomón: «Y se humilla mi pueblo sobre el cual es invocado mi nombre, y oran, buscan mi rostro y se vuelven de sus malos caminos, entonces  yo oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra»  (2 Crónicas 7:14).  —CK