Cuando estaba en la secundaria, me matriculé en una clase para aprender a conducir. Mi instructor era un maestro de edad avanzada, quien también era un entrenador de fútbol americano con el sobrenombre de «Puesta de Sol.» Debido a que el estadio de la escuela no tenía luces, él le exigía al equipo de la secundaria que practicara hasta que se pusiera el sol.

Puesta de Sol me dio algunos consejos para conducir que me han guardado de más accidentes potenciales de los que me preocupo por pensar. «Crees que porque miras por el espejo retrovisor ya sabes lo que hay a tu izquierda, pero tu visión es limitada», decía. «Siempre echa una rápida mirada por encima de tu hombro antes de cambiar de carril. Puede que haya otro automóvil en tu punto ciego.»

En mi trayecto diario al trabajo, sigo pensando en su consejo antes de cambiar de carril. La tentación es volverse descuidado, dejar que mis ojos lancen una mirada al espejo retrovisor, y luego deslizarme al siguiente carril. Pero con mucha frecuencia, la rápida mirada por encima de mi hombro ha revelado la presencia de un automóvil en mi punto ciego.

El entrenamiento puede ayudarnos a buscar lo que es bueno y evitar lo malo. La Biblia es el manual de instrucciones de Dios para las relaciones humanas. Pero no es suficiente tan sólo poseer una copia del libro. Éste debe estudiarse, aplicarse, y transmitirlo a los demás. Moisés le mandó al pueblo que asimilara la Palabra y que la hiciera un tema de conversación a lo largo del día. «Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.» (Deuteronomio 6:6-7).

Así como tomar a pecho el consejo de Puesta de Sol me ha ayudado a mantenerme alejado de problemas, asimilar la Palabra de Dios nos ayuda a evitar la destrucción y a buscar la vida. Al hacer eso, nos mantendremos en el camino correcto y miraremos por encima de nuestro hombro para ver nuestros puntos ciegos.  —HDF