Hace años, vi una historieta que pintaba a un anciano disgustado y huraño, vestido con un piyama y una bata arrugada, y de pie junto a la puerta de su apartamento. Acababa de asegurar la puerta con cuatro candados, dos cerrojos y una cadena antes de ir a dormir. Más tarde, vio un pequeño sobre blanco metido por debajo de la puerta, con un adhesivo con forma de corazón. Era una tarjeta del día de San Valentín. El amor se había abierto camino.
Solo el amor puede cambiar el corazón de una persona. En su libro Los hermanos Karamazov, el escritor ruso Dostoievski relata la historia de Ivan, un cínico encarnizado, y su rechazo al amor de Dios. En una ocasión, su hermano Alyosha, un hombre de una fe profunda y al que lo perturbaba la resistencia de Ivan, se inclinó hacia él y lo besó. Este sencillo acto de amor conmovió el corazón de su hermano.
Quizá tengas un amigo que rechaza el amor de Dios. Demuéstraselo, tal como Él lo hizo cuando trajo la salvación al mundo por medio de Jesucristo. Derrama sobre los demás la clase de amor que se describe en 1 Corintios 13: paciente, bondadoso, humilde y generoso.
El amor auténtico es un regalo de Dios que podemos seguir dando.