Hoy todo viene con etiquetas de advertencia; desde artefactos nuevos hasta juguetes. Incluso los medicamentos contienen prospectos con letra pequeña sobre los posibles malos efectos.
La Palabra de Dios está llena de etiquetas de advertencia sobre cosas perjudiciales para la salud espiritual. Cuando leemos, «seis cosas aborrece el Señor, y aun siete abomina su alma» (Proverbios 6:16), nos llama la atención como si fuera una señal intermitente de advertencia. La lista que le sigue (vv. 17-19) nos advierte de tendencias destructivas como la soberbia y la deshonestidad; pecados que dañan las relaciones terrenales y entristecen a nuestro Padre celestial. El texto también declara que «camino de vida [son] las reprensiones que te instruyen» (v. 23). En otras palabras, las advertencias divinas no buscan quitarle diversión a la vida, sino que la protegen y la preservan.
Siempre recuerdo una vez, cuando era niño, que estaba parado con mi amigo Bobby fuera de la iglesia después del culto, y que de pronto, él salió corriendo hacia una calle muy transitada. Oí que su madre gritó: «¡Cuidado!». Fue una advertencia para protegerlo, no para quitarle libertad.
Con suma frecuencia, hemos ignorado la advertencia del Señor de dejar de correr en la dirección equivocada, y sufrimos las consecuencias. Recordemos que prestar atención a sus advertencias implica libertad. Es para nuestro beneficio.