En la película Seabiscuit(Galleta de barco), el cuento de un caballo de carrera acabado y un jockey lesionado que forman un vínculo y llegan al pináculo del deporte, el millonario Charles Howard comienza a buscar a un entrenador para formar su equipo de carreras. Queda intrigado con Tom Smith, un hombre conocido como «el chiflado».

Smith se ganó su reputación porque era un excéntrico. Recogía caballos que los demás consideraban inútiles. La práctica común cuando una yegua sufría una lesión grave o se volvía incorregible era sacrificarla. Por rutina, los caballos eran usados y descartados Pero Smith tenía un enfoque diferente.

Una fría tarde, Howard encontró a Smith junto a su fogata adonde se sentaba bajo las estrellas. Cerca de allí estaba pastando un caballo herido que Smith había salvado recientemente.

Los hombres intercambiaros las cortesías de rigor, y Smith observó a Howard con cautela. Rompió el incómodo silencio con una brusca invitación:

«¿Tiene hambre?» Howard no tenía hambre, pero señaló al caballo cojo que llevaba un apretado vendaje alrededor de una de sus patas. «¿Qué hay en el vendaje?»

«Ah, es raíz de espino. Aumenta la circulación», dijo Smith mientras se entusiasmaba con la conversación.

«¿Mejorará?»
a está mejor», dijo Smith, y luego dijo, arrastrando las palabras, «Un poquito.»
«¿Competirá?»
Smith contestó casi de manera despreocupada «No, ese no.» «Entonces, ¿por qué lo está curando?» Con una insinuación de incredulidad, Smith dijo: «Porque puedo hacerlo.»

Hubo una pausa, pero Smith no había terminado. «Todo caballo es bueno para algo.… No se desecha toda una vida sólo porque está un poquito golpeada.»

Palabras de verdad. En un mundo de desechables, a menudo nos podemos ver tentados a descartar a los que fracasan, los que pecan o nos defraudan. Las palabras del apóstol Pablo nos empujan hacia un camino diferente. Restaurar. Amar. Preocuparse. Perdonar.

Al llevar «los unos las cargas de los otros» (Gálatas 6:2), levantamos a los caídos de la manera en que Jesús lo hizo. Deja que Su misericordia te guíe hoy.  —WC