¿Eres parte del problema o de la solución? Ya sea que esta pregunta se formule durante una junta de negocios, en una reunión de iglesia o en una discusión familiar, suele surgir de un sentimiento de exasperación al tratar de comprender por qué alguien ha actuado de determinada manera. Por lo general, la respuesta es una cuestión de perspectiva. Si hubiésemos estado entre los israelitas cuando salieron de Egipto después de 400 años de esclavitud, tal vez consideraríamos que Faraón era parte del problema… y lo fue. No obstante, Dios estaba viendo algo más.
De manera inexplicable, el Señor le dijo a Moisés que hiciera retroceder al pueblo hacia Egipto y que acamparan de espaldas al Mar Rojo, para que Faraón los atacara (Ex. 14:1-3). Ellos pensaron que morirían, pero Dios dijo que sería glorificado y honrado a través del monarca y de todo su ejército, y que los egipcios sabrían que Él era el Señor (vv. 4, 17-18).
Cuando no entendemos por qué Dios permite que atravesemos circunstancias que amenazan abrumarnos, es bueno recordar que Él tiene en mente nuestro bien y Su gloria. Si podemos decir, Padre, por favor, dame fuerzas para confiar en ti y para honrarte en esta situación, estaremos en conformidad con Su perspectiva y con Su plan.