El 10 de febrero de 1676, 50 familias coloniales fueron puestas en gran alerta en la ciudad de Lancaster, Massachusetts Joseph Rowlandson, el pastor puritano de esta pequeñita villa fronteriza, se encontraba en Boston suplicando protección al gobier no. Mary, su esposa, se había quedado atrás con sus niños pequeños.

Al amanecer, los colonizadores escucharon un tiroteo. Cuando Mary era llevada cautiva por la tribu de Wampanoag, tuvo que pasar por al lado de los cadáveres de su cuñado y su sobrino. Ella misma tenía dolor por causa de una herida de bala en su costado. Posteriormente se usaron hojas de árboles de la selva como medicina para curarle la herida.

Mary experimentó tanto amabilidad como crueldad de parte de sus captores, los cuales eran conscientes de la naturaleza religiosa de los colonizadores, y hasta le dieron a Mary una Biblia que habían confiscado. La Palabra de Dios fue para ella una gran fuente de esperanza y consuelo durante su prueba. Más tarde, Mary escribiría sus memorias para contar a otros la «bondad de Dios al poner en mis manos tantos pasajes de las Escrituras consoladores y adecuados en mi aflicción».

El 2 de mayo de 1676, Mary fue redimida de su cautiverio por la suma de rescate de 20 libras inglesas. Hoy día, en el lugar adonde fue liberada, hay una señal que dice lo siguiente:

Roca de Redención
Sobre la roca que queda a 50 pies de este lugar,Mary
Rowlandson,esposa del primer pastor de Lancaster,fue redimida del
cautiverio.…La narración de  su experiencia es
uno de los clásicos de la literatura colonial.

Todos nosotros hemos sido hecho cautivos por el poder de pecado. Necesitamos redención. ¿Ha habido algún momento en tu vida en que hayas confiado en Jesús para salvación? ¿Tienes tu propia «Roca de Redención», un recordatorio de cuando confiaste en Su sangre derramada por tu salvación? Si no lo tienes, asegúrate de tenerlo pidiéndole a Jesús que sea tu propio Redentor personal. —DF