En un viaje por carretera con un amigo, todos los días usamos su dispositivo de navegación GPS como guía mientras conducíamos. Después de colocar el destino en la pantalla, una voz nos decía qué camino seguir y también cuándo y dónde debíamos girar. En ocasiones, al salirnos accidental o deliberadamente de la ruta, la voz decía: «Recalculando…». Después, nos indicaba cómo volver al camino correcto.

Segunda Timoteo 3:16 describe la Biblia como si fuera un sistema de navegación espiritual para nuestra travesía de la vida: «Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia». Enseñar nos dice qué camino seguir; redargüir nos indica cuándo nos salimos de la ruta; corregir nos señala cómo volver al sendero correcto; instruir en justicia nos especifica cómo permanecer en la senda de Dios.

Los errores y las elecciones que nos desvían del Señor no deben tomarse con liviandad. Pero el fracaso raras veces es fatal y pocas decisiones son definitivas. En el preciso instante en que giramos hacia donde nosotros queremos, el Espíritu Santo actúa «recalculando» y nos insta a volver al camino del Padre.

Si nos hemos deslizado y perdido el curso, este es el mejor momento para prestar atención a la voz de Dios y regresar a su camino.