«¿Realmente, tengo que leer Levítico?», preguntó en serio un joven ejecutivo mientras hablábamos de la importancia de dedicar tiempo a la lectura de la Biblia. «El Antiguo Testamento parece tan aburrido y difícil», agregó.
Muchos creyentes piensan lo mismo. Por supuesto que la respuesta es que el Antiguo Testamento, incluso Levítico, ofrece un antecedente y también contrastes esenciales para entender el Nuevo Testamento. Mientras Isaías nos desafía a buscar a Dios (55:6), también nos promete que la Palabra de Dios lleva a cabo lo que el Señor desea que haga (v. 11). La Escritura es viva y poderosa (Hebreos 4:12), y útil para enseñarnos, para corregirnos y para instruirnos (2 Timoteo 3:16). La Palabra de Dios nunca vuelve vacía (Isaías 55:8-11), sino que, a veces, recién nos viene a la mente más tarde, justo cuando la necesitamos.
El Espíritu Santo utiliza las verdades que hemos almacenado mediante la lectura o la memorización y nos ayuda a aplicarlas en el momento preciso. Por ejemplo, Levítico 19:10-11 habla de la competencia comercial y también del cuidado de los pobres. Si hemos dedicado tiempo a la lectura de ese pasaje y a reflexionar en él, el Espíritu puede recordarnos estos conceptos y nosotros podemos aplicarlos.
La lectura de la Biblia convierte nuestra mente en un almacén a través del cual puede actuar el Espíritu. Esta es una gran razón para leer Levítico y los otros 65 libros también.