En las semanas que siguieron a los ataques terroristas del 11 de septiembre en la ciudad de Nueva York, los productores empezaron a sacar de las películas y de los programas de TV imágenes tomadas anteriormente de las torres gemelas. Lo hicieron por respeto a los que habían muerto y para proteger al público de lo que creían podía ser una experiencia emocional muy dolorosa.

Pero con el paso del tiempo han aparecido de nuevo en la pantalla las escenas del World Trade Center. Un director comparó el sentimiento con la pérdida de un miembro de la familia y dijo: «Justo después de la muerte de un ser querido, a veces es difícil mirar sus fotos. Luego, es necesario verlas.»

La memoria es un don de Dios, ya sea que recuerde el éxito o el fracaso, el placer o el dolor. Pero en vez de ser perseguidos por el pasado, Dios quiere que todas nuestras experiencias nos lleven a Él. En todo el libro de Deuteronomio, en el Antiguo Testamento, la palabra clave es recordar. Cuando el pueblo estaba listo para entrar en la Tierra Prometida, Él les mandó recordar Su fidelidad así como también los errores de ellos durante 40 años de vagar por el desierto.

«Y te acordarás de todo el camino por donde el SEÑOR tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote, a fin de saber lo que había en tu corazón, si guardarías o no sus mandamientos» (8:2).

«Cuídate de no olvidar al SEÑOR tu Dios dejando de guardar sus mandamientos…» (8:11).

«Acuérdate; no olvides cómo provocaste a ira al SEÑOR tu Dios en el desierto…» (9:7).

«Y te acordarás que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, y que el SEÑOR tu Dios te redimió…» (15:15).

En la lectura del 31 de diciembre del devocionario “En pos de lo supremo”, Oswald Chambers dice: «Pero Dios es también Dios de nuestro pasado y es Él quien permite que la memoria del ayer transforme nuestro pasado en un ministerio de crecimiento espiritual para el futuro.»

Al recordar la fidelidad de Dios y nuestros fracasos, el recuerdo de ambos debería alentarnos para seguirle hoy con todo nuestro corazón.—DCM