«Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; seré exaltado entre las naciones…» (Salmo 46:10). Las palabras de esta canción, interpretada hace mucho tiempo en el templo de Jerusalén, me recuerdan una de nuestras tareas principales: adorar a nuestro asombroso Dios.
Una manera de hacerlo es meditando en Sus numerosos atributos. Exalta a Dios porque Él es fiel, eterno, omnisciente, justo, inmutable, bondadoso, santo, misericordioso, paciente, imparcial e infinito. Nuestro Dios es perfecto.
Exalta también al Señor al darte cuenta de que Él es todopoderoso, altísimo, personal, recto, inenarrable, sabio, trino, accesible, autoexistente, glorioso y compasivo.
Otra forma de adorar a Dios es contemplando Sus nombres. Exalta a Dios porque Él es Creador, Amor, Redentor, Pastor, Salvador, Señor y Padre. Es Juez, Consolador, Maestro. Él es YO SOY. Nuestro Señor es el Poderoso.
Refúgiate en Su identidad. Dios es nuestro escudo, refugio, luz, fortaleza, sustentador, rescatador; nuestro castillo.
Medita en los atributos de Dios. Contempla Sus nombres. Refúgiate en Su identidad. Adóralo, respétalo, hónralo, ámalo, exáltalo. Utiliza el resto de tu vida como un período de preparación para adorar por la eternidad a nuestro asombroso Dios.