Lo siento por ustedes, los amadores del dulce, pero el foco de esteartículo devocional no son cositas de colores que se derriten enla boca, no en las manos. Hoy vamos a echar un vistazo a untipo cuyas iniciales eran N.K., no M.M. (Ya llegaremos al M&M.)

En 1894, Nikita Khrushchev nació en el seno de una familia decampesinos en Rusia. Empezó a trabajar en una fábrica cuando eraadolescente y ayudaba a organizar huelgas para protestar por las con-diciones de trabajo. En 1917, un año antes de que los revolucionariosrusos asesinaran al Czar y a su familia, Nikita se unió a las fuerzasbolcheviques del Ejército Rojo. Se había convertido en comunista.

A medida que aumentaba el poder de Nikita, él recibía una dietaregular de marxismo. Además participó en la sangrienta «limpieza»nacional llevada a cabo por el hombre bajo cuyo mando servía: JoséStalin.

En 1956 apoyó el envío de tanques a Budapest para aplastar bru-talmente una rebelión. ¿Te das cuenta? Este antiguo Primer Ministrosoviético no era un tipo muy amable. Parece que valoraba el podermás que la vida humana.

Ahora bien, algo que tal vez no sepas del señor Khrushchev esque cuando era niño había memorizado los evangelios. Podía recitartodos los versículos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.Probablemente estés pensando ¿Y qué pasó?

Ahí es donde entra el M&M: memorización y meditación. Igualque Nikita, nosotros podríamos tener una tonelada de versículos gra-bados en el cerebro, pero si no meditamos en la verdad de ellos, apli-cándolos a nuestros pensamientos y acciones, estamos perdidos.

Meditar en la Palabra es imperioso para nuestra salud espiritual.Memorizar sin la segunda «M» puede dejarnos con el alimento parael corazón equivalente a dulces solos. Sabe bien, pero nos falta algo.Dios dijo a Josué: «Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sinoque meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo loque en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino ytendrás éxito» (Josué 1:8).

La memorización de versículos debe ser una prioridad mientras teesfuerzas por crecer en Cristo. Pero también tienes que apartar tiempopara ponderar cada palabra que hayas retenido, para sentir el peso delas frases, conectar las verdades de otros versículos que sepas,  medi-tar en la Palabra de Dios. Deja que transforme tu mente:M&M.—TF