Cuando nuestra nieta Julia era muy pequeña, la llevamos a pasear en auto por un camino montañoso de Idaho, en Estados Unidos. Más tarde, ella y su Nana charlaban sobre la «aventura». «A mí no me da miedo porque creo que Papa tiene un ángel guardián», dijo Nana. A lo que Julia respondió: «¡Me parece que tiene un equipo de ángeles guardianes!».
La misión de los ángeles es proteger y servir a los hijos de Dios (Hebreos 1:13-14). El salmista declaró: «Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares; […] vino en ellos el Señor» (Salmo 68:17 NVI). Dios es el «Señor de los ejércitos»; los ángeles constituyen Su ejército.
En 2 Reyes, leemos que Eliseo y su siervo estaban rodeados por el ejército sirio. El siervo de Eliseo exclamó: «¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos». Entonces, el Señor abrió los ojos del criado y este vio que «el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor» (6:15-17). ¡El ejército del Señor estaba allí y en disposición!
Aunque no podamos ver a los ángeles con nuestros ojos físicos, sí podemos descansar confiados en que el Señor de los ejércitos está vigilándonos constantemente y que tiene un ejército invisible a Su disposición para enviar adonde a Él le plazca.