¿Cómo te sientes después de escuchar a alguien conducir un fervoroso estudio bíblico o predicar un sermón potente? Me gustaría tener dones como esos, podrías pensar. Tus propios dones parecen menos importantes cuando los comparas.
Comparar los dones espirituales es como si comparáramos la utilidad de cada una de las partes del cuerpo (1 Corintios 12:12-20). Pablo señaló lo ridículo que es. Dios puede usar los dones de todo el mundo, y el cuerpo de Cristo los necesita todos… ¡y a ti!
Dios se dio cuenta de que Moisés necesitaba una mano experta que lo ayudara a construir el tabernáculo. Aunque Moisés era un dotado profeta, hasta él reconocía que diseñar y construir un tabernáculo solo lo frustraría a él y a los pocos desafortunados que tenían que trabajar con él.
No hubo necesidad de poner un anuncio solicitando a alguien. Dios conocía a dos trabajadores, Bezaleel y Aholiab (Éxodo 31:1-6), que tenían las habilidades correctas y sabían lo suficiente como para no estrangularse con una cinta de medir. Dios apoyó a Bezaleel diciendo: «Y lo he llenado … en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte» (v.3). Su habilidad en la artesanía no fue un accidente genético; formaba parte del plan de Dios para construir Su tabernáculo.
Moisés sabía instruir al pueblo acerca de la ley de Dios. Pero cuando se trataba de edificar algo, necesitaba ayuda, y Dios la proveyó a través de otros. Tal vez hayas hecho uno de esos inventarios que hay sobre dones espirituales en los que determinas si tu don es la enseñanza, la ayuda o la administración. ¿Por qué no haces un inventario de habilidades y conocimiento para determinar cómo puedes poner en práctica tus dones?
El diseño de Dios para Su cuerpo incorpora esas habilidades tan estratégicamente como lo hace con los dones espirituales. Claro que necesita maestros, pero hasta el maestro más eficaz reconoce la necesidad de tener dones prácticos. Si me fueras a enseñar cómo se coloca la plataforma de un escenario o cómo se conecta un módem, yo me impresionaría. Escribir artículos para Nuestro Andar Diario es un poquito más fácil. ¿Pero construir algo? El cuerpo de Cristo (incluyéndome a mí) necesita personas como tú. —JC
R E F L E X I Ó N
■ ¿Por qué habilidad o conocimiento me halagan mis amigos? ¿Cómo la puede usar Dios? ¿Cómo voy a poner a su disposición esa habilidad hoy?
■ Señor, a veces veo a otras personas y pienso que sus dones son más valiosos que los míos. Gracias por los dones que me has dado. Muéstrame cómo puedo usarlos para bendecir a tu Iglesia.