Es una ley básica de física que toda acción tiene una reacción igual y opuesta. Pero aparentemente, un estudiante de honor de 16 años de edad no pensó que esa ley de Newton se aplicara a apuñalar maestros.
Según un informe de noticias de hace unos cuantos años, el estudiante sacaba puras A. Sin embargo, en el caso de la física debe haber sido menos que perfecto, porque no le gustó la calificación que obtuvo. Durante una discusión al respecto, sacó un cuchillo de cocina grande y apuñaló a su profesor en el cuello.
No es muy lógico, ¿verdad? Obviamente no pensó muy bien las cosas. Por la razón que fuere, una A llegó a ser más importante para él que la vida misma. Su cerebro debe haber sufrido un cortocircuito por causa de la rabia. Él no consideró las consecuencias… ni otras opciones.
Proverbios 22 ofrece algunas palabras de sabiduría que tienen que ver con la ley básica que este joven estudiante olvidó: que cosechamos lo que sembramos (v.8). Por ejemplo, Salomón dijo que si no nos alejamos de los problemas sufrimos (v.3). Nos recordó que las relaciones sexuales fuera del matrimonio nos meten en problemas (v.14). Explicó que cuando oprimimos a los demás nos ponemos en peligro (vv.16,22,23). Y advirtió que el iracundo se perjudica a sí mismo (vv.11,29).
El principio de la siembra y la cosecha también tiene su lado positivo. Por ejemplo, Dios cuida a aquellos que lo aman (v.4). La generosidad hacia los demás da como resultado generosidad hacia nosotros mismos (v.9). Y la integridad, la bondad y el trabajo bien hecho reciben recompensa (vv.11,29).
Así que la próxima vez que obtengas una calificación que no te guste, no te vuelvas loco. Cuando estés considerando cómo tratar a los demás, detente y piensa. Trata de recordar esta ley básica del universo de Dios: toda acción viene equipada con una reacción correspondiente. —KD
R E F L E X I Ó N
■ ¿Siempre se aplica el principio de la siembra y la cosecha?
■ ¿De qué manera han sembrado y cosechado mis amigos o compañeros de clase?
■ ¿Cómo he cosechado lo que he sembrado?