Newgrange es un cementerio en Irlanda, de 5.000 años de antigüedad. Construido por los miembros de una comunidad agrícola en el valle de Boyne, esta magnífica estructura cubre una superficie de casi una hectárea. La gente iba a ese sitio para enfrentarse con la realidad de la muerte. Es mayormente famoso por el rayo de luz solar que el día del solsticio de invierno, la jornada más corta del año, aproximadamente entre el 19 y el 23 de diciembre, recorre el pasadizo durante 17 minutos. Algunos dicen que este es un símbolo poderoso de la victoria de la vida sobre la muerte.
Desde que la muerte entró a formar parte de la experiencia humana, en Génesis 3, ha sido uno de los rasgos inevitables más importantes de la vida y lo que les genera más temor a muchas personas. Sin embargo, no tiene por qué ser así. El apóstol Pablo escribió: «Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia» (Romanos 5:17).
El pecado y la muerte reinaron desde aquel momento cuando nuestros primeros padres pecaron en el huerto de Edén. No obstante, no debemos temerle a la muerte ni a sus consecuencias. Por la obra de Cristo, podemos tener esperanza y vivir confiados: Su victoria sobre la muerte nos ha dado vida eterna.
¿Lo has recibido como tu Salvador?