El Premio Nobel se otorga todos los años a personas que han producido un impacto extraordinario en diversas áreas. Líderes en economía, física, literatura, medicina y paz son reconocidos por sus contribuciones. Darle este premio a alguien es una manera de afirmar en forma categórica sus años de capacitación, esfuerzo, educación y sacrificio en busca de la excelencia; inversiones que constituyen la fuente de tal impacto.
Quizá tengamos intenciones de dejar una significativa marca espiritual en el mundo, pero nos preguntamos: ¿Cuál es la fuente de influencia para una vida piadosa y para el ministerio? Si deseamos causar un impacto extraordinario para Jesucristo, ¿en qué debemos invertir nuestra vida?
Los primeros seguidores de Cristo mostraban huellas del impacto de haber pasado tiempo con Jesús. Los líderes religiosos judíos lo reconocieron. Hechos 4:13 nos dice: «Entonces viendo [los líderes] el denuedo de Pedro y de Juan, y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo, se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús».
La capacitación y la educación son importantes en el servicio para el Salvador, pero nada puede sustituir el tiempo que uno pasa en Su presencia. Él es la fuente de todo impacto espiritual que podamos ejercer en nuestro mundo. ¿Cuánto tiempo has estado pasando con Jesús, tu fuente de impacto?