La revolución de la computadora ha producido un término nuevo, la cibertrampa, para describir un viejo proceso. ¿Tengo que entregar un trabajo mañana? Puedo bajar de la Internet un artículo de una enciclopedia y ponerle mi nombre. ¿Tengo una cita importante esta noche? Voy a poner esos dificilísimos problemas de cálculo en un chat line y voy a pedirle a alguien que me los resuelva. De esa forma puedo disfrutar la noche, sacar las respuestas, imprimirlas y entregarlas. ¡Eureka! ¡Estoy libre!
Casi.
Cuando las computadoras eran del tamaño de una casa y pertenecían solamente a los científicos, un hombre llamado A. W. Tozer hizo la siguiente observación:
«Ningún acto que ignore las consecuencias remotas es sabio, y el pecado siempre las ignora. El pecado solamente ve el hoy, cuanto más el mañana; nunca ve el día de pasado mañana, ni el mes siguiente, ni el próximo año. El pecado siempre es un acto basado en un juicio equivocado.»
Bajo la presión del momento puede que decida tomar un atajo y hacer el voto de no repetirlo. Al poco tiempo se convierte en un sendero muy trillado, y el engaño no parece ni tan malo. Con el tiempo, la conciencia no me molesta para nada y mi vida se convierte en una serie de atajos transigentes.
La Biblia nos advierte acerca de esta tendencia: «Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón tan malo e incrédulo que se aparte del Dios vivo. Antes bien, exhortaos los unos a los otros cada día … para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado» (Hebreos 3:12,13).
Es por eso que necesito una dosis diaria de aliento para seguir a Cristo a cualquier precio. Ya sea que esté en la escuela secundaria o en una prestigiosa academia militar, la integridad es más importante que una calificación. La perseverancia forma mi carácter, pero la transigencia lo destruye. Cuando me gradúe, mi diploma colgará de una pared o terminará guardado en una caja. Pero el carácter irá conmigo toda la vida. —DM
R E F L E X I Ó N
■ ¿De qué maneras me siento tentado a hacer trampa o a transigir en algo?
■ ¿Cómo me puedo preparar para decir que no a la próxima tentación?
■ ¿A quién puedo exhortar hoy en sus decisiones?
■ Cuando la salida fácil esté solo a una tecla de distancia, Señor, dame la fortaleza para ser honesto. Ayúdame a exhortar a otros con mi ejemplo. Amén.