Hace muchos años, serví en las Fuerzas Armadas y siempre he estado agradecido de haber podido dedicar esos años a mi país. No obstante, debo decir que la época que más recuerdo del ejército fue el breve intervalo cuando era «short-timer» [corto tiempo].

Short-timer son los soldados a quienes les quedan pocas semanas antes de ser dados de baja. Pasan esos últimos días «dándose de baja»: yendo al economato y a la oficina de intendencia para saldar deudas y devolver equipamientos. Lo que más recuerdo de ese tiempo es mi andar alegre y el espíritu feliz y despreocupado con que realizaba mis tareas. Tenía obligaciones, pero pocas preocupaciones, porque sabía que me iba a casa.

Ahora que he vivido por «largo tiempo», vuelvo a ser un short-timer. Dentro de poco tiempo seré dado de baja de mis obligaciones en esta tierra. Una vez más, mi andar es alegre y mi espíritu, entusiasta, porque sé que muy pronto me iré a casa. Esta es la perspectiva que Jesús y Sus apóstoles denominaban «esperanza» (Hechos 24:15; Romanos 5:2,5).

En el sentido bíblico, esperanza significa certidumbre y seguridad. Es la creencia firme, inconmovible e inflexible de que resucitaremos de los muertos (como lo hizo Jesús) y seremos recibidos en nuestro hogar eterno. ¡Esto basta para llenar hoy nuestro corazón de gozo y hacernos saltar de alegría!