En enero, ESPN emitió un documental interesante sobre Peyton Manning, el quarterback de los Colts de Indianápolis, que acababa de ser nombrado el jugador más valioso de la NFL (Liga de Fútbol Americano). Pero el programa no era sobre fútbol, sino que explicaba que, durante años, cuando ciertos jugadores que Manning admiraba se retiraban de la NFL, les enviaba una nota manuscrita para felicitarlos por sus carreras y talento.
Todos los entrevistados, receptores de esas notas, agradecían profundamente que uno de los deportistas más grandiosos de todos los tiempos hiciera eso. Fue un notable recordatorio del poder de la palabra escrita.
Mientras que una nota escrita de un atleta respetado como Peyton Manning es muy valiosa, no hay palabras humanas que puedan compararse con la Palabra escrita que Dios nos dejó en las Escrituras. Pablo escribió: «Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza» (Romanos 15:4). La sabiduría bíblica, que transforma vidas, tiene un mensaje personal que nos dice lo que Dios desea que seamos y lo que Él anhela ser para nosotros. Nos ha dado Su Palabra escrita para que «tengamos esperanza» al enfrentar las circunstancias de la vida. Con gratitud, leamos el mensaje escrito de Dios… y veamos cómo nos cambia la vida.