El otoño pasado, mi esposa y yo recorríamos una sinuosa carretera de montaña cerca de casa cuando nos cruzamos con un gran rebaño de ovejas que bajaban por la carretera hacia nosotros. Un pastor solitario con sus perros iba delante y guiaba al rebaño alejándolo de los pastos de verano y llevándolo hacia las tierras bajas y sus cuarteles de invierno.
Nos hicimos a un lado y esperamos mientras el rebaño pasaba a nuestro lado. Observamos las ovejas hasta que se perdieron se vista, y luego me pregunté: ¿Temerán las ovejas el cambio, el movimiento, los lugares nuevos?
Como a la mayoría de las personas de cierta edad, a mí me gusta estar dentro del «redil», de lo que me es familiar. Pero últimamente todo son cambios; me llevan lejos de mi ambiente familiar hacia lo desconocido. ¿Qué novedades vendrán en los próximos días? ¿Qué temores innombrables despertarán dentro de mí? Me vienen a la mente las palabras de Jesús en Juan 10: «Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas» (v.4).
Tal vez nos sintamos consternados ante lo que la vida nos depare en el futuro, pero nuestro Pastor conoce el camino que estamos tomando, y Él va delante de nosotros. No nos guiará por senderos demasiado peligrosos ni arduos donde no nos pueda ayudar. Conoce nuestros límites y el camino hacia los pastos verdes y las buenas aguas; todo lo que tenemos que hacer es seguirle.