Una de las mejores maneras en que un hombre puede amar a su esposa es entendiéndola. Pablo explica que es un deber de los esposos «vivi[r] con [sus esposas] sabiamente» (1 Pedro 3:7).
Este principio funciona en ambos sentidos. Los esposos también quieren ser comprendidos. En realidad, todos lo queremos. Todos, ya sea casados o no, anhelamos que los demás nos entiendan al nivel más profundo posible. Nacemos con esa necesidad y parece que jamás la superamos.
Decir que no podemos entendernos unos a otros es una excusa muy poco convincente. Podemos y debemos hacerlo. Lleva tiempo; tiempo que uno ha de pasar junto al otro haciendo preguntas y escuchando atentamente, y luego preguntando otra vez. Es así de sencillo y de difícil. Por supuesto, nadie puede dilucidar totalmente el misterio del corazón de otra persona, pero podemos aprender algo nuevo cada día. El hombre sabio que escribió Proverbios llamó al entendimiento un «manantial de vida» (16:22), una profunda fuente de sabiduría para todos los que lo buscan.
Otra vez digo, el entendimiento toma tiempo y es uno de los regalos más preciosos que podemos darles a los demás. Cómo elegimos pasar nuestro tiempo es la prueba más clara de cuánto nos preocupamos por aquellos a quienes amamos.
Pídele al Señor hoy que te dé la gracia de tener tiempo para entender a las personas que son importantes en tu vida.