Caminar con el Señor
Un amigo mío me mandó un pequeño panfleto titulado Un intento de compartir la historia de 86 años de relación con el Señor. En él, Al Ackenheil destacaba a personas y eventos clave en su peregrinación de fe durante casi nueve décadas. Lo que, en su momento, parecían ser decisiones comunes (memorizar versículos bíblicos, reunirse a orar con otras personas, hablarles de Jesús a sus vecinos) se convirtieron en momentos cruciales que cambiaron la dirección de su vida. Fue fascinante leer cómo la mano de Dios lo guió y animó.
No te calles
Cuando escucho historias de jóvenes que han sido acosados socialmente, noto que hay, al menos, dos niveles de daño. El primero y más evidente surge de la naturaleza malintencionada de quienes los acosan. Esto es esencialmente terrible. Pero hay otra herida más profunda que puede terminar siendo más dañina que la primera: el silencio de los demás.
Material milagroso
La CNN denomina «material milagroso» a un derivado del grafito que podría revolucionar nuestro futuro. Formado por un solo átomo, el grafeno se considera un material verdaderamente bidimensional en un mundo tridimensional. Cien veces más fuerte que el acero, es más duro que el diamante, conduce la electricidad mil veces mejor que el cobre y es más flexible que el caucho.
Servicio fiel
Por haber participado en la Primera Guerra Mundial, C. S. Lewis conocía bien las presiones del servicio militar. En un discurso público, durante la Segunda Guerra Mundial, describió con elocuencia las dificultades que enfrenta un soldado: «Todo lo que atravesamos en cada situación adversa […] se resume en la vida del soldado en servicio activo. Como una enfermedad, amenaza con dolor y muerte. Como la pobreza, intimida con frío, calor, sed, hambre y falta de un techo. Como la esclavitud, amedrenta con trabajo duro, humillación, injusticia y reglas arbitrarias. Como el exilio, amenaza con separarte de todos los que amas».
Elogio al Dios vivo
En 2005, cuando murió Rosa Parks, heroína de los derechos civiles en Estados Unidos, Oprah Winfrey consideró un privilegio elogiar con estas palabras a la mujer que, en 1955, rehusó cederle su asiento en un autobús a un hombre blanco: «Muchas veces pensé en lo que habrá implicado quedarse sentada, dado el clima que imperaba en aquella época y lo que podría haberle sucedido. Actuó sin pensar en sí misma y nos facilitó la vida a todos».
Como yo quiero
Dos niños jugaban a un complicado juego de palos y cuerdas. Al rato, el más grande miró al amigo y dijo enojado: «Lo estás haciendo mal. Es mi juego y lo vamos a jugar como yo quiero. ¡No puedes jugar más!». El deseo de hacer las cosas a nuestro modo comienza desde pequeños.
Lágrimas de una joven
Mientras estaba sentado en un comedor para indigentes en Alaska con cuatro adolescentes y un hombre de unos veintitantos años, el cual vivía en la calle, me conmovió la compasión de aquellos jóvenes. Escucharon lo que él decía sobre sus creencias y, luego, le presentaron amablemente el evangelio, ofreciéndole esperanza en Jesús. Lamentablemente, el hombre se negó a considerar con seriedad el mensaje.
Nombre propio
La mayoría de las familias tiene sus historias. En la mía, se trata de cómo decidieron qué nombre ponerme. Al parecer, en los primeros tiempos de casados, mis padres no se ponían de acuerdo sobre cómo llamar a su primer hijo. Mamá quería un varón con el nombre de papá, pero a él no le gustaba la idea. Después de mucho debate, acordaron que, solo si el bebé nacía el día del cumpleaños del papá, se llamaría como él. Aunque no lo crean, nací el día del cumpleaños de mi padre. Por eso, le agregaron al final «Junior» [Hijo].
Corazones transformados
A comienzos de la década de 1970, en Ghana, apareció en las paredes y las carteleras públicas un póster titulado «El corazón del hombre». En una de las imágenes, varias clases de reptiles (símbolos de lo malo y despreciable) llenaban la pintura con forma de corazón, coronada con la cabeza de un hombre sumamente infeliz. En la otra, el corazón estaba limpio y sereno, con la cabeza de un hombre contento. La leyenda decía: «¿Cómo está tu corazón?».
Personas como nosotros
A finales del siglo xix, William Carey sintió el llamado a viajar a la India como misionero, para compartir la buena noticia de Jesús. Algunos pastores se mofaron, diciendo: «Joven, si Dios quiere salvar [a alguien] en India, ¡lo hará sin tu ayuda ni la nuestra!». No entendían el concepto de la coparticipación. Dios hace muy poco en la Tierra sin personas como nosotros.