Santo es tu nombre
Una tarde, estaba conversando con un amigo a quien consideraba mi consejero espiritual, sobre usar en vano el nombre de Dios. «No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano», dice el tercer mandamiento (Éxodo 20:7). Tal vez suponemos que se refiere solamente a agregar el nombre de Dios a un insulto o usarlo de manera irreverente o poco seria. Pero mi consejero casi nunca perdía la oportunidad de enseñarme sobre la fe verdadera; entonces, me desafió a pensar en otras formas de profanar el nombre del Señor.
La importancia de la forma
Mientras estudiábamos en el instituto bíblico, un amigo y yo trabajábamos en una mueblería. A menudo, cuando entregábamos materiales, nos acompañaba una decoradora de interiores, la cual hablaba con los compradores mientras nosotros llevábamos el mueble del camión a la casa. A veces, teníamos que subirlos varios pisos… ¡y cuánto deseábamos hacer la tarea de la decoradora en lugar de la nuestra!
Celebremos
Después del gol que Asamoah Gyan, de la selección de fútbol de Ghana, le marcó a Alemania en el Mundial de 2014, todo el equipo lo festejó con un esquema coordinado de pasos de baile. Cuando el alemán Miroslav Klose marcó su gol a los pocos minutos, hizo una voltereta en el aire. «Los festejos en el fútbol son espectaculares porque revelan la personalidad, los valores y las pasiones de los jugadores», afirma Clint Mathis, un jugador que participó en el Mundial de 2002.
Cómo ser perfecto
En la temporada navideña, la búsqueda de la perfección se intensifica: imaginamos una celebración perfecta y nos esforzamos al máximo para lograrla, compramos los regalos perfectos, organizamos la comida familiar perfecta y elegimos la tarjeta de Navidad perfecta. Sin embargo, nuestros esfuerzos nos dejan desanimados y decepcionados cuando no podemos concretar lo imaginado: un desganado «gracias» por el regalo escogido, parte de la comida que se quema, un error tipográfico en las tarjetas que enviamos, niños que se pelean por los juguetes y adultos que reviven antiguas discusiones.
Hambre de Dios
Apoulapi es un anciano de los akha, una tribu que vive en las cordilleras de la provincia de Yunnan, en China. Hace poco, hicimos un viaje misionero y fuimos a visitarlo. Dijo que, debido a las lluvias, no había podido asistir al estudio bíblico semanal, y nos imploró: «¿Podrían compartir la Palabra de Dios conmigo?».
Perros paracaidistas
Me asombra la historia de los perros paracaidistas de la Segunda Guerra Mundial. Mientras las tropas aliadas se preparaban para el Día D, usaban la agudeza sensorial de los perros, los cuales, a través de su olfato, advertían del peligro de los campos minados y las guiaban por lugares seguros. Sin embargo, la única manera de hacer que los soldados ubicados detrás del frente enemigo dispusieran de esos perros era lanzándolos en paracaídas. Por instinto, a los perros eso les da miedo… y para ser sinceros, no son los únicos. De todos modos, después de semanas de entrenamiento, aquellos animales aprendían a confiar en sus amos lo suficiente como para saltar cuando se lo indicaban.
Dispararle a una mosca
La habilidad de Macarena Valdés para localizar minas subterráneas fue vital para rescatar a los 33 mineros chilenos que quedaron atrapados tras una explosión en octubre de 2010. Perforar el suelo para encontrar el lugar exacto fue como «tratar de pegarle un tiro a una mosca a 700 metros de distancia», declaró. Su experiencia le permitió dirigir la sonda hasta donde estaban enterrados aquellos hombres, lo cual hizo posible el dramático rescate.
Una multa singular
Un policía detuvo a una mujer mientras conducía porque su hijita no iba sentada en el asiento especial para niños. Podría haberle aplicado una multa de tránsito, pero, en lugar de eso, les pidió a ambas que lo acompañaran a una tienda cercana, donde él mismo compró el asiento requerido. La mujer tenía problemas financieros y carecía de recursos para comprarlo.
El regalo perfecto
Todos los años, el jardín botánico local realiza una exposición sobre la Navidad en el mundo. Lo que más me gusta es una escena francesa. En lugar del cuadro tradicional con pastores y magos con regalos de oro, incienso y mirra, hay aldeanos franceses que le llevan de regalo a Jesús lo que Dios les dio a ellos la capacidad de producir: pan, vino, queso, flores y otras cosas. Esto me recuerda el mandato del Antiguo Testamento de entregarle al Señor las primicias de nuestro trabajo (Éxodo 23:16-19). Esta escena navideña ilustra que todo lo que tenemos proviene del Señor, así que lo único que tenemos para darle es aquello que recibimos de su mano.
Un siervo fiel
Madaleno es albañil. De lunes a jueves, construye paredes y repara techos. Es callado, confiable y trabajador. Después, de viernes a domingo, sube a las montañas a enseñar la Palabra de Dios. Habla náhuatl, un dialecto mejicano, lo que le permite comunicar sin problema la buena noticia de Jesús a la gente de esa región. Con 70 años, sigue construyendo casas, pero también edifica a la familia de Dios.