Revolotea sobre nosotros
La hija de Beatriz llegó de un viaje al exterior y se sentía mal. Cuando el dolor se hizo insoportable, ella y su esposo la llevaron a una sala de emergencias. Los médicos y las enfermeras pusieron manos a la obra, y horas después, las enfermeras le dijeron a Betty: «¡Va a estar bien! La atenderemos y se sanará». En ese momento, un sentimiento de paz y amor brotó de su interior. Se dio cuenta de que, mientras revoloteaba ansiosamente sobre su hija, el Señor es el padre perfecto que alimenta a sus hijos y los consuela en los momentos difíciles.
Interrupciones divinas
Los expertos coinciden en que las interrupciones absorben una asombrosa cantidad de tiempo. Ya sea que estemos en el trabajo o en casa, una llamada telefónica o una visita inesperada pueden desviarnos de lo que consideramos nuestro propósito principal.
Concebido en la crisis
Marcos recuerda una ocasión durante su niñez cuando su padre reunió a la familia. El automóvil se había averiado y, para fin de mes, ya no tendrían más dinero. Su padre hizo una pausa y oró; luego, les pidió que esperaran la respuesta de Dios. De maneras sorprendentes, la ayuda llegó: un amigo reparó el coche, hubo cheques inesperados, apareció comida frente a la puerta. Fue fácil alabar a Dios, aunque la gratitud de la familia se había forjado en una crisis.
Compañero de oración perfecto
Pocas cosas suenan mejor que escuchar la voz de un ser querido orando por ti. Cuando oyes que un amigo ruega por ti con compasión y discernimiento espiritual, es como si un anticipo del cielo te tocara.
Crecer lleva tiempo
El primer día en preescolar, a la pequeña Charlotte le pidieron que dibujara un autorretrato. Su obra de arte incluía un redondel para el cuerpo, una cabeza ovalada y dos ojos redondos. El último día de escuela, le pidieron que hiciera lo mismo. Esta vez, mostraba a una niñita con vestido de colores, un rostro sonriente con sus distintos rasgos y unos hermosos bucles rojos. La escuela había usado una tarea sencilla para demostrar cómo actúa el tiempo en la madurez.
Acabemos la carrera
En las Olimpíadas de Río, en 2016, dos atletas en la carrera de 5.000 metros captaron la atención del mundo. Durante el trayecto, Nikki Hamblin y Abbey D’Agostino se chocaron y cayeron. Abbey se levantó de inmediato, pero se detuvo para ayudar a Nikki, y las dos siguieron corriendo. Poco después, por la caída, Abbey comenzó a flaquear, lesionada en una pierna. Entonces, Nikki se detuvo para alentar a su amiga para que terminara la carrera. Cuando Abbey llegó a la meta rengueando, Nikki la esperaba para abrazarla. ¡Qué cuadro hermoso de estímulo mutuo!
La mejor parte
«¡Su porción es más grande!».
Observa al director
El mundialmente renombrado violinista Joshua Bell tiene una manera particular de dirigir su orquesta de cámara de 44 integrantes, la Academy of St. Martin in the Fields. En lugar de usar una batuta, dirige mientras toca su Stradivarius con los otros violinistas. En una entrevista, Bell explicó: «Aun tocando, puedo darles todo tipo de indicaciones y señas que sé que solo ellos entienden en ese momento: pequeños movimientos con mi violín, levantar una ceja o la forma de mover el arco. Ellos saben el sonido que espero de parte de toda la orquesta».
Quitar las barreras
Veía a Maria todos los martes cuando visitaba «la Casa», un hogar que ayuda a exprisioneras a reintegrarse en la sociedad. Mi vida parecía diferente a la de ella: recién salida de la cárcel, luchando contra las adicciones, separada de su hijo. Se podría decir que vivía al margen de la sociedad.
Su mano me llevó
Hace poco, encontré unos diarios de mi juventud, y no pude resistir releerlos. Al hacerlo, me di cuenta de que, en aquel entonces, mi sentir era muy diferente al de ahora. Mis luchas con la soledad y las dudas sobre mi fe me abrumaban, y al mirar atrás, puedo ver claramente cómo me llevó Dios a un estado mejor. Pensar en su cuidado y bondad para ayudarme a atravesar aquellos días me lleva a entender que lo que hoy causa turbación, un día, será parte de una realidad maravillosa de su amor sanador.