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Nos cuida siempre

El veterano periodista Scott Pelley nunca emprende un viaje de trabajo sin los artículos esenciales: radio de onda corta, cámara, maleta indestructible, computadora portátil, teléfono y baliza localizadora de emergencia que funciona en cualquier parte. «Extiendes la antena, presionas dos botones y envía una señal a un satélite conectado a la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica —declara Pelley—, lo cual les dice quién soy y dónde estoy. Según el país donde estés, envían un equipo de rescate… o no» (AARP The Magazine). En realidad, nunca ha tenido que usar la baliza, pero jamás viaja sin ella.

Descansar y esperar

Era ya el mediodía. Jesús, cansado del largo viaje, descansaba junto al pozo de Jacob. Sus discípulos habían ido a Sicar a comprar comida. Una mujer salió de la ciudad a buscar agua… y encontró al Mesías. El relato nos dice que, de inmediato, ella se volvió para invitar a otros a ir y escuchar a un hombre que le había dicho todo lo que ella había hecho (Juan 4:29).

Invisible, pero amado

Como otros en la comunidad de blogueros, nunca había conocido al hombre que se identificaba como BruceC. Sin embargo, cuando su esposa publicó una nota en el grupo informándonos que su esposo había fallecido, un torrente de respuestas de lugares distantes reveló que todos sabíamos que habíamos perdido a un amigo.

Embajador de amor

En mi trabajo como capellán, algunos me preguntan si estoy dispuesto a ayudarlos espiritualmente. Si bien me encanta dedicar tiempo a esto, con frecuencia, descubro que aprendo mucho más de lo que enseño. Esto fue particularmente cierto cuando un apesadumbrado y sincero creyente nuevo me dijo resignado: «No me parece buena idea leer la Biblia. Cuanto más leo lo que Dios espera de mí, más juzgo a los que no están haciendo lo que ella dice».

Comenzar de nuevo

Cuando era niña, uno de mis libros favoritos era Anne, la de Tejados Verdes, de Lucy M. Montgomery. Un entretenido pasaje relata que Anne, por error, pone un medicamento para la piel en lugar de vainilla en una torta. Entonces, esperanzada, le exclama a Marilla, su guardiana que la miraba enojada: «¿No es agradable pensar que mañana es un nuevo día, en el que todavía no se han cometido errores?».

Nuestra defensa divina

Supervisados por Nehemías, los obreros israelitas reedificaban los muros de Jerusalén. Sin embargo, cuando estaban cerca de la mitad de la obra, se enteraron de que sus enemigos planeaban atacar la ciudad, y la noticia desmoralizó a estos trabajadores ya exhaustos.

¡Sigue escalando!

Ricardo necesitaba un impulso, y lo recibió. Estaba escalando una pared rocosa con su amigo Carlos, quien estaba encargado de asegurar la soga. Exhausto y a punto de rendirse, le pidió a su compañero que lo bajara; sin embargo, Carlos lo instó a seguir, diciéndole que había llegado demasiado lejos como para abandonar. Colgando en el aire, Ricardo decidió seguir…

Nunca se olvida

Durante la celebración de los 50 años de su madre, ante la presencia de cientos de personas, Kukua, la hija primogénita, relató lo que su progenitora había hecho por ella. Recordaba que habían sido tiempos difíciles y los recursos en el hogar escaseaban. No obstante, su madre soltera se privó de comodidades personales, y vendió sus joyas y otros bienes para que ella pudiera estudiar. Con lágrimas en los ojos, declaró que su madre nunca la había abandonado, ni a ella ni a sus hermanos, a pesar de lo difícil que era todo.

El Espíritu prometido

T enacidad y audacia; a Eliseo le sobraban. Estando con Elías, fue testigo de la obra del Señor a través del profeta, quien hizo milagros y habló la verdad en una época de mentiras.

El mayor gozo

L a vida de Bob y Evon Potter, una pareja amante de la diversión, y las de sus tres hijos tuvo un vuelco maravilloso en 1956, cuando, durante una campaña de evangelización de Billy Graham, aceptaron a Cristo como Salvador. Al poco tiempo, con el deseo de compartir su fe y alcanzar a otros, abrieron su casa los sábados por la noche para estudiantes de secundaria y universitarios que querían estudiar la Biblia. Un amigo me invitó y me convertí en un asistente habitual.