Los bosques se despiertan
En medio de los inviernos helados y con nieve, la esperanza de la llegada de la primavera sostiene a quienes viven en regiones muy frías del mundo. El primer mes de primavera, esa esperanza tiene su recompensa, ya que los cambios son notorios. Los tallos que parecían inertes se convierten en ramas con hojas verdes que, poco después, saludan ondulantes. Aunque el cambio diario es imperceptible, para finales del primer mes, los paisajes grises se llenan de verde.
No te inquietes
En medio de un agradable viaje en avión, la voz del capitán interrumpió el servicio a bordo y pidió a los pasajeros que se colocaran los cinturones de seguridad. Al momento, el avión comenzó a sacudirse como un barco en un océano azotado por el viento. Mientras los pasajeros hacían lo que podían para enfrentar las turbulencias, una niña seguía sentada leyendo su libro. Cuando aterrizamos, le preguntaron por qué había permanecido tan tranquila, y ella respondió: «Mi papá es el piloto, y me estaba llevando a casa».
¿Por qué yo?
Rut era extranjera, viuda y pobre. En muchas partes del mundo actual, se la consideraría alguien insignificante; sin futuro ni esperanza.
Remar hasta casa
Me encanta Reepicheep, el firme ratoncito que habla en Las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis. Decidido a llegar hasta el «extremo este» y unirse al gran león Aslan (símbolo de Cristo), Reepicheep declara: «Mientras pueda, navegaré hacia el este en el Viajero del Alba. Cuando me falle, voy a remar hacia el este en mi barquilla [que es un barco pequeño], y cuando ella se hunda, nadaré al este con mis cuatro patas. Y cuando ya no pueda nadar, si no he llegado al país de Aslan, me hundiré apuntando con mi nariz hacia la salida del sol».
La morada de Dios
James Oglethorpe (1696-1785), general británico y miembro del Parlamento, tenía sumo interés en establecer el estado de Georgia, en los Estados Unidos, y la visión de fundar una gran ciudad: Savannah. Planificó una serie de manzanas, con espacio verde y zonas para iglesias y tiendas, y el resto para viviendas. Esa visión se refleja en la organización y belleza de lo que hoy se considera una joya del sur norteamericano.
Pimientos picantes
«Mi madre nos daba pimientos picantes antes de acostarnos —dijo Samuel, recordando su niñez difícil en África—. Luego, bebíamos agua para refrescarnos la boca y sentirnos satisfechos». Pero agregó: «No funcionaba».
Grandes obras de la literatura
Hace poco, leí un artículo sobre qué es una gran obra de la literatura, que decía: «Te cambia. Cuando terminas de leer, eres una persona diferente».
El pan que satisface
Memoricé el Padrenuestro cuando iba a la escuela primaria. Cada vez que decía la frase «el pan nuestro de cada día, dánoslo hoy» (Mateo 6:11), no podía evitar pensar en el pan que pocas veces teníamos en mi casa. Solo cuando mi padre volvía de viajar a la ciudad, había pan. Por eso, orar a Dios por pan para todos los días era muy importante para mí.
Tiempo para crecer
En su casa nueva, Débora encontró una planta abandonada en un rincón oscuro de la cocina. Las hojas arrugadas y polvorientas parecían de una orquídea enmohecida, y se imaginó lo hermosa que luciría la planta cuando brotara de nuevo. Movió la maceta a un lugar cerca de la ventana, le cortó las hojas y la regó. Compró fertilizante y lo puso en las raíces. Durante semanas, inspeccionó la planta, pero los brotes no aparecían. «Le daré un mes más —le dijo a su esposo—. Si no pasa nada para entonces, la tiro».
¿Dios es bueno?
«No creo que Dios sea bueno», me dijo una amiga que había estado orando durante años por cuestiones difíciles sin que nada mejorara. Su enojo y amargura ante el silencio divino crecían. Como la conozco bien, percibía que, en lo profundo de su ser, creía que Dios era bueno, pero su dolor incesante y la aparente falta de interés del Señor la hacían dudar. Para ella, era más fácil enojarse que soportar la tristeza.