Únete al clamor
En mi país, un grupo de mujeres se reúne todos los meses para orar por Ghana y otras naciones africanas. Cuando les preguntaron por qué oran con tanta constancia, su líder señaló: «Miren, escuchen y vean las noticias. Guerras, tragedias, enfermedades y violencia amenazan con ocultar el amor de Dios hacia la humanidad y sus bendiciones para con nosotros. Tenemos la certeza de que Él interviene en los asuntos de las naciones; por eso, lo alabamos por sus bendiciones y clamamos para que intervenga».
Esperar en Dios
Mientras iba en un autobús del aeropuerto, unos pasajeros le dijeron al conductor que se detuviera. Parecía que no llegaríamos a tiempo para el otro vuelo, y esto sacó de quicio a uno de los pasajeros. Explotó contra el chofer, insistiendo en que ignorara la orden o lo demandaría. Justo en ese momento, un empleado llegó a toda velocidad, con un maletín. Miró al hombre enojado y, con actitud triunfante, se lo mostró. Tras recuperar el aliento, dijo: «Olvidó su maletín. Escuché que tenía una reunión muy importante, y supuse que lo iba a necesitar».
Sentarse un rato
Cuando yo era niño, todos los meses salíamos en una excursión familiar para visitar a mis abuelos maternos. Cuando llegábamos a la puerta de la granja, la abuela siempre nos saludaba diciendo: «Pasen y siéntense un rato». Era su forma de decirnos que nos pusiéramos cómodos y charláramos para «ponernos al día».
Dejar helado
Desesperada, una mujer llamó al centro de asistencia al hogar, donde yo trabajaba. Un problema con la calefacción había convertido la casa que alquilaba en un congelador con muebles. Me preguntó aterrorizada qué hacer para proteger a sus hijos. Sin pensar, repetí automáticamente la respuesta establecida: «Múdense a un hotel y envíele la cuenta al dueño de la casa». Enojada, colgó el teléfono.
Llamados por nombre
Cuando me encuentro por primera vez con los alumnos de una clase de composición que enseño en la universidad, ya conozco sus nombres. Me tomo tiempo para familiarizarme con sus nombres y sus fotografías de mi planilla, para que, cuando entren, pueda decirles: «Hola, Ana», o «bienvenido, Tomás». Lo hago porque sé que a todos nos gusta que nos llamen por nuestro nombre.
La canción de Dios
Un organista de la iglesia practicaba una pieza de Mendelssohn y no estaba tocando muy bien. Frustrado, tomó la partitura y se dispuso a marcharse, pero no había notado que un extraño se había sentado en un banco.
Dejar atrás el pasado
Chris Baker es un artista que transforma símbolos de dolor y esclavitud en obras de arte. Muchos de sus clientes eran integrantes de pandillas y víctimas de tráfico humano, que fueron marcados con símbolos y códigos de identificación. A través de un tatuaje, Chris transforma esas marcas en obras de arte.
No deslizarse
A l final de un semestre escolar, mi esposa y yo fuimos a buscar a nuestra hija a la escuela, que se encontraba a 100 kilómetros. A la vuelta, nos desviamos para comer algo en un restaurante sobre la playa, desde donde observamos los barcos en la costa. En general, están anclados para evitar que se vayan a la deriva, pero noté que uno estaba libre y que, lentamente, se deslizaba hacia el medio del mar.
Sinceridad pasmosa
Cuando el pastor le pidió a uno de los ancianos que guiara a la congregación en oración, el hombre dejó a todos pasmados al contestar: «Lo siento, pastor, pero estuve discutiendo con mi esposa camino a la iglesia y no estoy en condiciones de orar». Los segundos siguientes fueron incómodos. El pastor oró y la reunión continuó. Más tarde, el pastor se prometió no volver a pedirle a alguien que orara en público sin primero consultarle en privado.
Lugar firme
El histórico paseo ribereño de Savannah, Georgia, en Estados Unidos, está pavimentado con adoquines desiguales. Los lugareños dicen que, hace siglos, estas piedras proporcionaban lastre para los barcos al cruzar el Océano Atlántico. Cuando se subía un cargamento en Georgia, ya no se necesitaban las piedras; entonces, se usaban para pavimentar las calles cercanas al muelle. Esas piedras ya habían cumplido su tarea principal: estabilizar el barco en aguas peligrosas.