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Amor al enemigo

En 1950, cuando empezó la guerra en Corea del Sur, Kim Chin-Kyung, de 15 años, se alistó en el ejército para defender su tierra natal. Sin embargo, no tardó en darse cuenta de que no estaba preparado para los horrores del combate. Mientras sus amigos morían a su alrededor, le rogó a Dios que lo protegiera y prometió que, si le permitía seguir con vida, aprendería a amar a sus enemigos.

¿Quién dices que es Él?

En 1929, en una entrevista, Alberto Einstein dijo: «Cuando era niño, me enseñaron de la Biblia y del Talmud. Soy judío, pero me cautiva la figura luminosa del Nazareno […]. Nadie puede leer los Evangelios sin sentir la presencia real de Jesús. Su personalidad palpita en cada palabra. Ningún mito contiene tanta vida».

Nuestra cobertura

Cuando hablamos de nuestra fe en Jesús, a veces, usamos palabras que no entendemos ni explicamos. Una de ellas es justo. Decimos que Dios administra justicia y que hace justas a las personas, pero este puede ser un concepto difícil de comprender.

Otro aspecto del consuelo

El lema de nuestro campamento para adultos era «Consuela a mi pueblo». Un orador tras otro comunicaban palabras de ánimo, pero el último cambió de tono drásticamente. Tomó Jeremías 7:1-11, y su tema fue «Despierten del sueño». Sin rodeos, pero con amor, nos desafió a despertarnos y alejarnos de nuestros pecados: «No se escondan detrás de la gracia de Dios ni sigan viviendo en secreto. Nos jactamos, diciendo: “Soy cristiano; Dios me ama”, pero practicamos toda clase de pecados».

Un «sueñito»

Henry Durbanville, un pastor escocés de otra época, relata la historia de una anciana de su congregación, que vivía en una parte remota de Escocia. Ella anhelaba conocer Edimburgo, pero tenía miedo de viajar hasta allí porque el tren que iba a esa ciudad pasaba por un túnel largo y oscuro.

Vivir en la luz

Era una mañana oscura. El cielo estaba cubierto de nubes bajas y grises, y la atmósfera estaba tan sombría que tuve que encender las luces para leer. Acababa de sentarme, cuando, de repente, la habitación se iluminó. Levanté la mirada y vi que el viento estaba llevando las nubes, y el cielo se había limpiado y aparecido el sol.

¡Buena noticia!

Internet, televisión, radio, dispositivos portátiles… todos nos bombardean con noticias que, en su mayoría, son malas: crímenes, terrorismo, guerras, problemas económicos. Pero también aparecen noticias buenas que alivian la tristeza y la desesperación: actos de abnegación, descubrimientos médicos y posibles acuerdos de paz.

El dinero

Hace muchos años, mientras tenía un trabajo que consideraba más una misión que una labor, otra compañía me ofreció un puesto que implicaba un importante aumento de salario. El problema era que yo no había estado buscando otro trabajo, porque amaba lo que hacía.

Servir a Dios con oraciones

A menudo, Dios decide utilizar nuestras oraciones para llevar a cabo su obra. Esto lo vemos cuando le dijo al profeta Elías: «yo haré llover sobre la faz de la tierra», prometiendo poner fin a una sequía en Israel que había durado tres años y medio (Santiago 5:17). Aunque Dios había prometido que llovería, poco después, «Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas» para pedir fervorosamente que lloviera (1 Reyes 18:42). Entonces, mientras oraba, mandó a su siervo «siete veces» para que mirara hacia el mar y observara si había alguna señal de lluvia en el horizonte (v. 43).

Heridas de parte de un amigo

Charles Lowery se lamentó ante un amigo de tener dolor de cintura. Buscaba un oído compasivo, pero lo que recibió fue una frase sincera: «No creo que tu problema sea la cintura, sino el estómago. Es demasiado grande y te presiona la espalda».