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El bien supremo

Mientras crecía en Jamaica, mis padres nos criaron a mi hermana y a mí para que fuéramos «buenas personas». En casa, bueno significaba obedecer a nuestros padres, decir la verdad, esforzarse en la escuela y el trabajo, y asistir a la iglesia… al menos, en Pascua y Navidad. Supongo que esta definición de ser una buena persona trasciende la cultura. Es más, el apóstol Pablo, en Filipenses 3, usó la definición cultural de ser bueno para expresar algo más grande.

Dar el primer paso

Con paciencia, nos esforzamos para ayudar a nuestro hijo a sanarse interiormente y adaptarse a su nueva vida con la familia. El trauma de su pasado en un orfanato generaba algunas conductas negativas. Aunque yo tenía gran compasión por él, sentía una lejanía emocional debido a estas conductas. Avergonzada, le conté mi lucha a su terapeuta. Su respuesta amable me conmovió: «Él necesita que des el primer paso… que le muestres que es digno de amor antes de que él pueda demostrar el suyo».

¿Qué haría yo?

«Percibir favoritismo es uno de los factores que más influyen en la rivalidad entre hermanos», dijo la doctora Bárbara Howard, especializada en desarrollo conductual. Un ejemplo sería José, el personaje del Antiguo Testamento, que era el hijo predilecto de su padre, lo cual enfureció a sus hermanos (Génesis 37:3-4). Por eso, vendieron a José a unos mercaderes que viajaban a Egipto, y fingieron que un animal salvaje lo había matado (37:12-36). El futuro de José parecía sombrío.

Celebra la libertad

Después de ser secuestrado, tenido como rehén durante trece días y liberado, el camarógrafo neozelandés Olaf Wiig anunció sonriente: «Ahora, me siento más vivo que nunca».

Destruir lo que divide

Se aproximaba una fecha de entrega, y una discusión que había tenido con mi esposo me daba vueltas por la cabeza. Me quedé mirando el cursor parpadeante, mientras pensaba: Él también estuvo equivocado, Señor.

Saber tomar atajos

Mientras bebía su té, Nancy miró por la ventana de su amiga y suspiró al ver una exuberante extensión de colores en un cantero de flores bien cuidado.

Limpiar la casa

Hace poco, cambié de habitación en casa. Me llevó más tiempo de lo que esperaba, porque no solo quería transferir mi desorden; deseaba empezar de cero. Después de horas de limpiar y clasificar —un proceso agotador—, tenía una hermosa habitación donde me entusiasmaba estar.

Tiempo de florecer

La primavera pasada, decidí cortar el rosal de nuestro patio trasero. En los tres años que llevábamos viviendo allí, no había dado muchas flores, y sus ramas estériles salían para todos lados.

Fe en acción

Mientras mi amiga conducía hacia el supermercado, observó que una mujer caminaba al lado de la carretera y sintió que debía regresar y ofrecerse a llevarla. Cuando lo hizo, se entristeció al enterarse de que la mujer no tenía dinero para el autobús, así que estaba caminando muchos kilómetros en un clima caluroso y húmedo. No solo estaba emprendiendo el largo viaje de regreso a su casa, sino que había caminado varias horas para llegar a su trabajo a las cuatro de la mañana.

Obras sin terminar

Al morir, el gran artista Miguel Ángel dejó muchos proyectos sin terminar. Sin embargo, cuatro de sus esculturas quedaron incompletas a propósito. El Esclavo barbudo, el Esclavo atlante, el Esclavo despertándose y el Joven esclavo, aunque parecen obras sin terminar, son exactamente lo que Miguel Ángel tenía en mente. El artista quería expresar la sensación de estar esclavizado para siempre.