El Padre perfecto
Parada en un abarrotado pasillo de una tienda, buscaba la tarjeta perfecta del Día del Padre. Aunque nos habíamos reconciliado después de años de distancia, nunca me había sentido cerca de mi papá.
Perseverar con paz
Mientras sigo confiando en Dios a través de mis luchas con el dolor crónico, aun las dificultades más simples pueden parecer un ataque feroz del enemigo. Problema uno me golpea por la derecha. Problema dos me ataca desde atrás. Problema tres me da un puñetazo en la nariz. En esos momentos, cuando me faltan las fuerzas y no encuentro alivio inmediato, correr y esconderme parece ser una buena idea. Pero, como el dolor no me permite escapar, cambiar las circunstancias ni ignorar mis emociones, estoy aprendiendo lentamente a descansar en Dios para que me sostenga.
Entrenamiento in situ
Cuando la maestra de mi hijo me pidió que sirviera de acompañante en el campamento de ciencia, vacilé. ¿Cómo podría ser un ejemplo cuando mi pasado estaba manchado de errores; cuando todavía luchaba, tropezaba y caía en antiguos hábitos malos? Dios me ayudó a amar y criar a mi hijo, pero, a menudo, dudaba de que me pudiera utilizar para servir a otros.
Solo con oración
Mi amiga me llamó una noche, tarde, durante su tratamiento contra el cáncer. Angustiada por su llanto descontrolado, pronto sumé mis propias lágrimas y una oración silenciosa: Señor, ¿qué puedo hacer?
Gloria al que hace crecer
Un día, noté una mancha inesperada de amarillo a la derecha de la rampa de entrada al garaje. Seis ramas de narcisos habían brotado entre dos piedras. Como yo no las había plantado, fertilizado ni regado, no imaginaba cómo y por qué habían crecido allí.
No nos vamos a romper
Por ser nativa de California y amante de todo lo soleado, no me gusta el frío. Pero sí me encantan las fotos donde hay nieve. Por eso, no pude evitar sonreír cuando una amiga que vive en una zona de frío me mandó una foto invernal de una planta junto a su ventana. La admiración se convirtió en tristeza cuando noté sus ramas deshojadas y dobladas por el peso de destellantes carámbanos.
Dar sin temor
Cuando mi hijo Xavier tenía seis años, una amiga trajo a su niño pequeño de visita, y Xavier quiso darle unos juguetes. Me encantó la generosidad de nuestro pequeño, hasta que le ofreció un animal de peluche que mi esposo había buscado en varias tiendas de diferentes ciudades hasta conseguirlo. Como sabía que era un juguete muy buscado, mi amiga trató delicadamente de rechazarlo. Aun así, Xavier puso el regalo en las manos de su hijo y dijo: «Mi papi me da muchos regalos para compartir».
Capaz y disponible
Mientras mi esposo estaba en el trabajo, me enteré de que a mi madre le habían diagnosticado cáncer. Le dejé un mensaje y llamé a algunos amigos y familiares, pero no encontré a nadie. Con manos temblorosas cubriendo mi rostro, sollocé: «Señor, ayúdame». La seguridad de que Dios estaba conmigo me consoló en esos momentos en que me sentí tremendamente sola.
El borrador de deudas
Retuve las lágrimas mientras revisaba la factura del médico.
Debido a la enorme reducción del salario de mi esposo, después de un extenso período de desempleo, solo pagar la mitad de la deuda requeriría años de pequeñas cuotas mensuales. Oré antes de llamar al consultorio del médico para explicarle nuestra situación y pedirle un plan de pago.
Después de esperar…
Recuerdos reforzadores de la fe
Entré a la iglesia inundada de música y miré a la multitud reunida para la fiesta de fin de año. Mi corazón se regocijó al recordar las oraciones elevadas por la congregación durante el año: el dolor colectivo por hijos descarriados, muertes de seres amados, pérdidas de trabajo, relaciones rotas, pero también la alegría por corazones arrepentidos y vínculos restablecidos, bodas, graduaciones, bautismos, nacimientos, adopciones, consagraciones al Señor… y tantas cosas más.