Ningún obstáculo imposible
Hace tiempo, organicé una excursión para estudiantes a una pista de obstáculos. Les indicamos que se pusieran el equipo de seguridad y escalaran una pared de dos metros y medio de altura. Los primeros animaban a cada escalador a confiar en el arnés y seguir avanzando sin mirar abajo. Pero una alumna tuvo miedo. «No puedo hacerlo, es imposible», dijo. Reafirmando la seguridad de su arnés, la animamos mientras ella trepaba y llegaba a la plataforma en lo alto.
Oraciones en la playa
Durante un viaje para celebrar nuestro 25.° aniversario, mi esposo y yo leíamos nuestras Biblias en la playa. Cuando los vendedores pasaban y nos ofrecían sus mercancías, les agradecíamos, pero no compramos nada. Uno de ellos, Fernando, sonrió ante mi negativa e insistió en que compráramos regalos para los amigos. Después de rechazar su invitación, él tomó las cosas y empezó a irse… aún con una sonrisa. «Oro a Dios para que bendiga su día», le dije.
Esfuerzo conjunto
Mi esposo estaba parado debajo de las luces que iluminaban el campo de juego. Cuando un jugador del otro equipo bateó la pelota, él corrió a toda velocidad hacia el rincón más oscuro de la cancha para atraparla y chocó contra la baranda de hierro. Esa noche, mientras le daba una bolsa de hielo, pregunté: «¿Estás bien?». Se frotó el hombro y dijo: «Me sentiría mejor si mis compañeros me hubiesen advertido que me acercaba a la baranda». Los equipos funcionan mejor cuando trabajan juntos. Y así también podrían evitarse lesiones.
Recuerdos cementados por Dios
Cuando mi hijo adulto enfrentó una situación difícil, le recordé sobre el cuidado y la provisión constantes de Dios mientras su padre estuvo sin empleo. Mencioné la fortaleza y la paz que el Señor dio a nuestra familia cuando mi madre peleó y perdió su lucha contra la leucemia. Señalé algunas historias de la fidelidad de Dios en la Biblia, y resalté que Él siempre cumplía su palabra. Lo guié por el sendero de recuerdos cementados por Dios que demostraban que, tanto en las luchas como en las celebraciones, la presencia, el amor y la gracia de Dios bastan.
Dios entiende
Después de mudarse, Diego, de siete años, se quejaba mientras se preparaba para un campamento de verano en su nueva escuela. La madre lo alentaba asegurándole que entendía que el cambio era duro. Una mañana, el enojo del niño parecía exagerado. Compasivamente, ella le preguntó: «Hijo, ¿qué es lo que más te molesta?». Mirando por la ventana, él se encogió de hombres y dijo: «No lo sé, mamá. Siento muchas cosas».
Trabajar con Dios
Durante su visita a México en 1962, Bill Ashe ayudó a reparar bombas manuales de molinos de viento en un orfanato. Quince años después, inspirado por un profundo deseo de servir a Dios —ayudando a suministrar agua potable a aldeas necesitadas—, Bill fundó una organización sin fines de lucro. Dijo: «Dios me estimuló a “sacar el mayor provecho del tiempo”…
El borrador de deudas
Lectura: Salmo 103:1-12
Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. —Salmo 103:12
Retuve las lágrimas mientras revisaba la factura del médico. Debido a la enorme reducción del salario de mi esposo, des- pués de un extenso período de desempleo, solo pagar la mitad
de la deuda requeriría años de pequeñas cuotas mensuales. Oré antes…
El borrador de deudas
Lectura: Salmo 103:1-12
Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones. —Salmo 103:12
Retuve las lágrimas mientras revisaba la factura del médico. Debido a la enorme reducción del salario de mi esposo, des- pués de un extenso período de desempleo, solo pagar la mitad
de la deuda requeriría años de pequeñas cuotas mensuales. Oré antes…
La misericordia de Dios en acción
Mi enojo se activó cuando una mujer me maltrató, me culpó y murmuró de mí. Yo quería que todos supieran lo que ella había hecho; que sufriera como yo por su comportamiento. Volaba de resentimiento, hasta que un dolor de cabeza me perforó las sienes. Pero cuando empecé a orar para que se me fuera el dolor, el Espíritu Santo…
Luz en la oscuridad
Una tormenta severa pasó por nuestra nueva ciudad, lo que dejó mucha humedad y cielos oscuros. Llevé a nuestra perra Callie a dar un paseo por la noche. Los crecientes desafíos de nuestra mudanza a otra parte del país me agobiaban la mente. Frustrada por las innumerables cosas fuera de nuestras expectativas, me detuve para dejar que Callie husmeara la…