Reflejar el amor de Dios
Tuve el privilegio de servir cuidando a mi mamá en un centro de tratamiento para el cáncer. Aun en sus peores días, ella leía la Escritura y oraba por los demás.
Destruir lo que divide
Se aproximaba una fecha de entrega, y una discusión que había tenido con mi esposo me daba vueltas por la cabeza. Me quedé mirando el cursor parpadeante, mientras pensaba: Él también estuvo equivocado, Señor.
Empaparnos de la Palabra
Cuando nuestro hijo Xavier era pequeño, visitamos el acuario de la bahía de Monterey. Al entrar, señalé una escultura colgante. «Miren. Una ballena jorobada».
Compartir el consuelo
Una amiga me envió unas artesanías de cerámica que había hecho. Cuando abrí la caja, descubrí que las preciosas piezas se habían dañado en el viaje.
Nada es inútil
En mi tercer año de pelear contra el desánimo y la depresión causados por una movilidad limitada y el dolor crónico, le confesé a una amiga: —Mi cuerpo se está cayendo a pedazos. Siento que no tengo nada de valor para ofrecerle a Dios ni a nadie.
Esperar y ofrecer misericordia
Cuando me quejé por cómo me afectaban las decisiones pecaminosas de una amiga, la mujer con la que oraba todas las semanas respondió: «Oremos por todas nosotras».
Flores eternas
Cuando era pequeño, a mi hijo Xavier le gustaba traerme flores. Yo atesoraba cada uno de estos regalitos, hasta que se marchitaban y tenía que tirarlos.
¿Debo perdonar?
Llegué temprano a mi iglesia para ayudar a preparar todo para una actividad, y vi a una mujer llorando al otro lado del salón. Como en el pasado había chismeado sobre mí con crueldad, me apuré a ahogar sus sollozos con una aspiradora. ¿Por qué iba a preocuparme por alguien que no me quería?
Cuando «sí» implica «no»
Di gracias a Dios por poder cuidar a mi mamá durante su batalla contra la leucemia. Cuando los medicamentos empezaron a hacer más daño que bien, ella decidió dejar el tratamiento.