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Articles by Winn Collier

Destruir el velo

Un brutal accidente automovilístico dejó a Mary Ann Franco completamente ciega. «Lo único que podía ver era oscuridad», explicó Franco. Veintiún años más tarde, se lesionó la espalda en una caída. Cuando despertó de la cirugía, ¡había recuperado la vista milagrosamente! El neurocirujano insistió en que no había explicación científica para su visión restaurada. La oscuridad que parecía tan definitiva dio paso a la belleza y la luz.

La invitación a ser valiente

En la Plaza del Parlamento en Londres, entre estatuas de hombres —como Mandela, Churchill, Gandhi y otros—, se encuentra una sola estatua de una mujer: Millicent Fawcett, quien luchó por el derecho al voto femenino. El bronce la ha inmortalizado sosteniendo una bandera con las palabras que ofreció como tributo a una compañera sufragista: «La valentía invita a ser valiente en todas partes». Fawcett insistía en que la valentía de una persona incentiva a otros, invitando a las personas tímidas a actuar.

Ganadores inesperados

Quizá el momento más emocionante y absurdo de los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 fue cuando la campeona mundial de snowboard de República Checa, Ester Ledecka, ganó en un deporte completamente diferente: ¡esquí! Obtuvo la medalla dorada aunque ocupaba la posición 26 en el ranking; una hazaña casi imposible.

Soportar las injusticias

El 30 de enero de 2018, Malcolm Alexander quedó libre después de 38 años de estar preso. Tras haber sostenido firmemente su inocencia en medio de una infinidad de procedimientos judiciales lamentablemente injustos, la prueba de ADN lo absolvió de culpa. No obstante, cuando salió, demostró una bondad enorme, al decir: «No puedes estar enojado. No queda suficiente tiempo para estarlo».

Con decisión y valentía

Si bien la mayoría de los líderes de las iglesias de Alemania se sometieron a Hitler, el teólogo y pastor Martin Niemöller estuvo entre los valientes que se resistieron a la crueldad nazi. Leí una historia sobre un grupo de alemanes ancianos que estaban parados fuera de un hotel. Mientras un hombre más joven iba y venía con el equipaje del grupo, alguien preguntó quiénes eran. «Pastores alemanes», fue la respuesta. «¿Y el más joven?». «Ese es Martin Niemöller; tiene 80 años, pero se mantiene joven porque no tiene miedo».

Deshacerse de la mala información


Hace poco, en un viaje a Nueva York, mi esposa y yo queríamos desafiar una noche con nieve y contratar un taxi para que nos llevara del hotel a un restaurante cubano. Después de ingresar los datos en la aplicación del servicio de taxis, tragué fuerte cuando vi en la pantalla el precio de nuestro corto paseo de unos cinco kilómetros: 1.547 dólares. Cuando me recuperé del susto, me di cuenta de que, por error, ¡había pedido un viaje a nuestra casa, a varios cientos de kilómetros de distancia!


Sumergirse en la gracia


Finalmente, el 8 de enero de 1964, Randy Gardner, de 17 años, hizo algo que no había hecho durante 11 días y 25 minutos: se quedó dormido. Quería superar el récord mundial Guinness de mantenerse despierto. Bebiendo refrescos y jugando al básquet y a los bolos, evitó dormir una semana y media. Antes de colapsar, sus sentidos del  gusto, olfato y audición se descontrolaron. Décadas después, Gardner sufrió de graves ataques de insomnio. Batió el récord, pero también confirmó lo innegable: dormir es fundamental.


Romper los cielos


Hace poco, mientras una amiga me contaba que había abandonado su fe, escuché una queja conocida: ¿Cómo puedo creer en un Dios que parece no hacer nunca nada? Esta pregunta desgarradora aparece en la mayoría de nosotros en un momento u otro, cuando leemos noticias sobre violencia y sobrellevamos nuestras propias tristezas. La angustia de mi amiga revelaba cuánto necesitaba que Dios actuara a su favor; un anhelo que probablemente todos hayamos experimentado.


Nuestro Dios inclusivo


Nuestra iglesia se reúne en una vieja escuela primaria que cerró en 1958 en vez de obedecer una orden de una corte de Estados Unidos de integrar alumnos afroamericanos. Al año siguiente, la escuela volvió a abrir, y Elva —ahora miembro de nuestra iglesia— era una de aquellas estudiantes negras lanzadas al mundo de los blancos. Ella recuerda: «Fui sacada de la seguridad de mi comunidad, con maestros que eran parte de nuestra vida, y colocada en un entorno atemorizante donde solo había otro alumno negro». Sufrió porque era diferente, pero se convirtió en una mujer valiente, de fe y perdonadora.