Amor a la medida de Dios
Una vez, visité un barrio pobre de Santo Domingo, en República Dominicana. Las casas eran de chapa, con cables de electricidad colgando por encima. Tuve el privilegio de entrevistar familias y escuchar cómo ayudaban las iglesias a combatir el desempleo, el uso de drogas y la delincuencia.
En un callejón, subí por una escalera destartalada a un pequeño cuarto para hablar…
Ayudantes misteriosos
Luisa padece distrofia muscular. Un día, en una estación de trenes, se encontró con una larga serie de escaleras y sin ascensor ni escalera mecánica. A punto de llorar, vio aparecer a un hombre que tomó su bolso y la ayudó gentilmente a subir. Cuando se dio vuelta para agradecerle, había desaparecido.
Miguel llegaba tarde a una reunión. Ya estresado…
La gran multitud
En El llamado al servicio, Robert Coles explora las razones para servir y narra la historia de una mujer mayor que servía a otros. En su oficio como chofer de autobús, se interesaba mucho en los niños que llevaba a la escuela todos los días: les preguntaba sobre sus tareas y festejaba sus logros. Decía que su motivación era ver que los niños triunfaran en la vida. Pero había también otra razón.
Nueva humanidad
Mientras visitaba la galería Tate Modern, en Londres, una obra de arte captó mi atención. Era una torre gigante hecha de cientos de radios viejas. Estaban todas encendidas en una estación diferente, lo cual creaba una cacofonía de conversaciones confusas e indescifrables. Cildo Meireles, su creador, la llamó Babel.
Lugares de refugio falsos
Cuando nuestro perro Ruperto era cachorro, tenía tanto miedo de salir que había que arrastrarlo para ir al parque. Un día, cuando llegamos allí, cometí la tontería de soltarlo. A toda velocidad, regresó a casa, a su lugar de refugio.
Tocado por la gracia
En la novela de Leif Enger, Paz cual un río, Jeremiah Land es un padre soltero de tres hijos que trabaja de conserje en una escuela. También es un hombre de una fe profunda —y a veces milagrosa— que es probada con frecuencia.
¡Todo es de regalo!
El Café Rendezvous, en Londres, tiene luces agradables, sillones cómodos y una atmósfera con aroma a café. Lo que no tiene son precios. Empezó como un negocio de una iglesia local, pero, al año, fue transformado. Los encargados sintieron que Dios estaba llamándolos a hacer un cambio radical: todo lo que ofrecían en el menú sería gratis. Hoy puedes pedir café, tortas o sándwiches sin costo. Ni siquiera hay un tarro para donaciones. Todo es de regalo.
Generosidad multiplicada
A Cecilia le esperaba una sorpresa cuando llegó a entregar su siguiente pizza y se encontró a la puerta de una iglesia. Confundida, entró para entregar el pedido y se encontró con el pastor.
La radiante belleza de Dios
La Isla de Lord Howe es un paraíso de arenas blancas y aguas cristalinas en la costa este de Australia. Cuando la visité hace unos años, me sorprendió su belleza. Se podía nadar con tortugas y peces brillantes y de colores increíbles. Abrumado por semejante esplendor, no pude evitar adorar a Dios.
Agradecidos por todo
En Australia, puede llevar horas conducir entre dos ciudades, y la fatiga puede generar accidentes. Así que, en épocas con mucho tránsito, se crean paradas de descanso en las principales autopistas, donde ofrecen café gratis.