¿De afuera para dentro?
El título era «Cambiar: ¿de adentro hacia afuera o de afuera hacia adentro?», reflejando la idea popular de que los cambios externos —como un maquillaje o una buena postura— pueden ser una manera fácil de modificar cómo nos sentimos y transformar nuestra vida.
Su mano me llevó
Hace poco, encontré unos diarios de mi juventud, y no pude resistir releerlos. Al hacerlo, me di cuenta de que, en aquel entonces, mi sentir era muy diferente al de ahora. Mis luchas con la soledad y las dudas sobre mi fe me abrumaban, y al mirar atrás, puedo ver claramente cómo me llevó Dios a un estado mejor. Pensar en su cuidado y bondad para ayudarme a atravesar aquellos días me lleva a entender que lo que hoy causa turbación, un día, será parte de una realidad maravillosa de su amor sanador.
Vida en abundancia
Cuando fui a visitar a mi hermana, mis sobrinos me mostraron entusiasmados su nuevo sistema de quehaceres domésticos. Un colorido tablero electrónico registra sus tareas. Cuando realizan bien una de ellas, los niños tocan un botón verde y se añaden puntos a su «cuenta de gastos». Una falta, como dejar la puerta abierta, les cuesta una multa que se deduce del total. Como sumar puntos tiene recompensas interesantes, ¡mis sobrinos suelen estar motivados a hacer sus tareas!
Limpiar la casa
Hace poco, cambié de habitación en casa. Me llevó más tiempo de lo que esperaba, porque no solo quería transferir mi desorden; deseaba empezar de cero. Después de horas de limpiar y clasificar —un proceso agotador—, tenía una hermosa habitación donde me entusiasmaba estar.
Alguien en quien confiar
«No puedo confiar en nadie —sollozó mi amiga—. Cada vez que lo hago, me lastiman». Un exnovio había empezado a esparcir rumores sobre ella. Como le costaba confiar después de una infancia dolorosa, esta traición pareció confirmar que no se puede confiar en nadie.