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Articles by Kirsten Holmberg

La verdad: ¿dulce o amarga?

Ya había tenido la mancha en mi nariz casi todo un año cuando fui a ver al médico. Los resultados de la biopsia volvieron días después con palabras que no quería oír: cáncer de piel. Aunque era operable y sin riesgo de vida, fue un trago amargo y difícil de digerir.

Líneas azules

Las pistas de carreras de esquí de montaña suelen marcarse con franjas de pintura azul rociada sobre la superficie de nieve blanca. Las toscas curvas pueden distraer la visual de los espectadores, pero son indudablemente vitales, tanto para el éxito como la seguridad de los competidores. La pintura sirve de guía para que los esquiadores visualicen el recorrido más veloz hacia el pie de la colina. Además, el contraste de la pintura contra la nieve los ayuda con la perspectiva, que es fundamental para protegerlos al andar a tan alta velocidad.

Pregúntale a quien tenga uno

A principios del siglo xx, la compañía automotriz Packard creó un eslogan para atraer compradores. «Pregúntale a quien tenga uno» se convirtió en un lema poderoso, el cual contribuyó a que la empresa se destacara por fabricar el mejor vehículo de lujo de aquella época. Al parecer, Packard entendía que el testimonio personal impacta en el oyente: la satisfacción de un amigo con un producto es una promoción eficaz.

Ojos en la nuca

De pequeña, era tan traviesa como cualquier otro niño, y trataba de ocultar mi mal comportamiento para evitar caer en problemas. No obstante, mi madre solía descubrir lo que había hecho. Recuerdo cómo me asombraba lo rápido y precisamente que se enteraba de mis travesuras. Cuando le preguntaba cómo sabía, siempre respondía: «Tengo ojos en la nuca». Por supuesto, esto me llevaba a investigar su cuello cuando ella se daba vuelta… ¿eran ojos invisibles o estaban escondidos detrás de su cabello rojizo? Cuando crecí, dejé de buscar pruebas de su par de ojos extra y me di cuenta de que yo no era tan astuta como creía. Su mirada atenta era una muestra de su amor e interés por sus hijos.

Porciones compartidas

Esteban, un veterano de 62 años, sin hogar, se dirigió a un clima cálido, donde se podía dormir al aire libre todo el año. Una noche, una joven se le acercó y le ofreció varias rebanadas de pizza. Esteban aceptó con gratitud. Poco después, compartió su botín con otro vagabundo hambriento. Al ver que el hombre había sido generoso, la misma muchacha se acercó con otro plato de comida.

Estoy aquí para ti

En muchas ciudades grandes del mundo —entre ellas, París—, la gente se ocupa de ayudar a las personas sin techo en sus comunidades. Cubierta con bolsas impermeables, se cuelga ropa en lugares determinados para que esas personas que viven en la calle las lleven, según lo que necesiten. Las bolsas dicen en su etiqueta: «No estoy perdida; estoy aquí para ti si tienes frío». El emprendimiento no solo abriga a los que no tienen un refugio, sino que también le enseña a la comunidad cuán importante es ayudar a los necesitados.

La mejor estrategia de vida

Mientras mirábamos el partido de básquet de mi hija, escuché que el entrenador les decía una sola palabra: «Dobles». De inmediato, la estrategia defensiva pasaba de uno a uno a dos que se juntaban frente a la contrincante más alta que tenía el balón. De ese modo, lograban impedir que tirara y encestara, para finalmente llevar la pelota hacia el otro campo y encestar en su canasta.

Corazones llenos de paz

Después de 45 años de haber terminado su carrera como deportista profesional, Jerry Kramer no había sido incluido en el salón de la fama de su deporte. Había tenido muchos reconocimientos y logros, pero este no le llegaba. Aunque lo habían nominado diez veces, nunca le otorgaron ese honor. A pesar de todo, Kramer afirmaba con agrado: «Sentía que [la Liga Nacional de Fútbol Americano] me había dado cien premios durante mi vida, ¡y que era insensato molestarme o enojarme por uno que no recibía!».

Gozo en situaciones difíciles

Cada vez que mi amiga no podía atender mi llamada, el contestador de su teléfono me invitaba a dejar un mensaje. La grabación terminaba con un «¡Que tengas un día maravilloso!». Al reflexionar en esa frase, pensé que no depende de nosotros que cada día sea «maravilloso», ya que algunas circunstancias son devastadoras. Pero si lo pienso bien, sin importar las circunstancias, mi día siempre manifiesta algo hermoso y redentor.

Rendimiento de intereses

En 1995, los inversores en la bolsa de valores de los Estados Unidos tuvieron ganancias récord: un promedio enorme de 37,6%. Luego, en 2008, perdieron casi exactamente lo mismo: 37%. Entre esos años, el rendimiento fluctuó, lo que hizo que los inversores se preguntaran qué pasaría con su dinero.