Llamado de
Una de las personas más inteligentes que conozco es un amigo de la escuela que aceptó a Cristo como Salvador mientras estudiaba en una universidad estatal. Se graduó con honores y fue a estudiar a un famoso seminario. Trabajó como pastor en una pequeña iglesia durante varios años y después respondió al llamado de servir en otra iglesia, lejos de la familia y los amigos. Después de doce años en ese lugar, sintió que la congregación necesitaba renovar el liderazgo y, entonces, se fue. No le habían ofrecido trabajo en otra iglesia más grande ni un cargo para enseñar en ninguna escuela ni seminario. En realidad, ni siquiera tenía otro trabajo. Simplemente, sabía que Dios lo estaba guiando en otra dirección, así que, obedeció.
León de Judá
Los leones que se paseaban por la reserva de animales Masai Mara, en Kenia, parecían inofensivos. Se revolcaban sobre pequeños arbustos; se refregaban la cara contra las ramas como si estuvieran tratando de peinar sus magníficas melenas; bebían tranquilamente de un arroyo; caminaban sin prisa por el terreno seco y lleno de matorrales como si tuvieran todo el tiempo del mundo. El único momento en que les vi los dientes fue cuando uno de ellos bostezó.
Códigos en común
Durante los frenéticos comienzos de la Internet, aquellos que elaboraban las páginas web establecían sus propias reglas. Todo eso generó una gran confusión. Uno de los problemas era que las cosas que aparecían bien en una computadora, en otra eran indescifrables. Por esta razón, los técnicos en informática se referían a la Internet como la salvaje, salvaje web, en alusión a los días del salvaje, salvaje Oeste, cuando la ley y el orden casi no existían. Para poner fin al caos, los productores de la web empezaron a comunicarse entre sí para establecer algunos códigos en común.
Cebras y ñus
Después que nuestro avión aterrizó en la pista de grava, Jay y yo bajamos y nos introdujimos en el mundo de Masai Mara, en Kenia. Un hombre de la tribu masai, llamado Sammy, nos recibió y cargó nuestro equipaje en un vehículo Land Rover. Luego, nos dirigimos al campamento donde pasaríamos los dos días siguientes.
Inspirar a transpirar
Mis dos abuelos eran jardineros, y también lo son muchos de mis amigos. Me encanta visitar hermosos jardines… me inspiran, me hacen desear crear algo igualmente precioso en mi propia casa. Pero mi problema es pasar de la etapa de inspiración a la de transpiración que requiere la jardinería. Mis grandes ideas no se hacen realidad porque no dedico ni el tiempo ni la energía necesarios para concretarlas.
Restaurar el orden
Mientras miraba a los miembros de mi familia alrededor de la mesa para celebrar el Día de Acción de Gracias, sonreí ante la variedad de talentos que había. En un extremo estaban sentados médicos; en el otro, músicos. Gracias a los primeros, los cuerpos humanos funcionan con más eficacia; y a los segundos, sonidos hermosos elevan nuestro espíritu y tranquilizan nuestra mente turbada.
Recuerda a Juan
Juan es un hombre humilde y analfabeto; sin embargo, Dios lo utilizó para iniciar el proceso de paz en Mozambique. Su nombre no se menciona en ningún documento oficial; lo único que hizo fue organizar un encuentro entre dos de sus conocidos: el embajador de Kenia Bethuel Kiplagat y un mozambiqueño. Pero esa presentación desencadenó los acontecimientos que condujeron a un tratado de paz, después de diez años de guerra civil.
Parecidos tóxicos
A la hiedra venenosa le encanta nuestro jardín. Esto lo aprendí a la fuerza. Aunque trataba de tener cuidado, toqué la planta y terminé con un desagradable sarpullido que me hacía picar.
Vocero de Dios
A pesar de esforzarme todo lo posible para escribir con claridad, a veces no me entienden. Me siento mal por mi fracaso y trato de mejorar mis habilidades. Sin embargo, en ocasiones, la gente saca las palabras de contexto o interpreta algo que no se asemeja en nada al sentido que se desea transmitir. Es frustrante porque no se puede controlar el uso que se hace de las palabras una vez que se han publicado.
¿Mucho que hacer?
Las personas que tratan de ser simpáticas a veces preguntan: «¿Siempre con mucho que hacer?». La pregunta parece inocente, pero para mí transmite un mensaje sutil. En el fondo, constituye una prueba del valor personal. Si no puedo recitar una lista de cosas que tengo que hacer, siento como si estuviera admitiendo que no valgo demasiado.