Castillos de arena
Cuando nuestros hijos eran pequeños, a mi esposa Martie y a mí nos encantaba ir de vacaciones a Florida a visitar a nuestros padres. Era especialmente maravilloso estar allí disfrutando del calor para tomarnos un breve respiro de la helada sensación térmica de la ciudad donde residíamos. Yo estaba ansioso por llegar para ir a la playa con un buen libro y relajarme. Pero mis hijos tenían otros planes: querían que los ayudara a construir castillos de arena. Con pocas ganas, me levantaba para ayudarlos; pero, al rato, estaba totalmente concentrado en la tarea. Antes de darme cuenta, había pasado horas creando un impresionante castillo… sin pensar que, poco después, la marea se llevaría todo mi arduo trabajo.
Sólo haz lo correcto
Durante un viaje al exterior, ocasionalmente me encontré con un abogado de mi ciudad natal. Nos sorprendió ver cuántas cosas teníamos en común. Mientras conversábamos, él preguntó: «¿Me dijo que su nombre era Stillwell?». «No —respondí yo—, Stowell». Entonces, mencionó que tenía un cliente que se llamaba Stillwell. «¿Es Art Stillwell», pregunté; y para sorpresa mía, contestó que sí. Art Stillwell asistía a mi iglesia y era un influyente empresario en la comunidad.
Rasgo de familia
Hay una antigua canción de escuela dominical que ocasionalmente recuerdo. Sus palabras dan testimonio de la paz que Jesús da con tanta generosidad: ¡Yo tengo paz, paz, paz, paz en mi corazón...!
¡Qué gran vecindario!
El lugar donde vives demanda ciertas cosas en cuanto a cómo hacerlo. En mi vecindario, el camión recolector de basura pasa los martes por la mañana, así que, estoy encargado de sacar el cesto de residuos la noche anterior. A los vecinos les desagrada que se dejen pilas de basura en la acera durante días. Además, muchos niños juegan fuera de la casa; por lo tanto, hay carteles por todas partes que les recuerdan a los conductores que circulen lentamente. Esto significa que yo conduzco despacio y tengo cuidado porque los pequeños corren sin mirar tras los balones que se les van a la calle.
Padre de mentiras
La influencia de Satanás sobre la humanidad empezó cuando puso la mente de Adán y Eva en contra de Dios. Para lograr su objetivo, tuvo que mentirles en cuanto al Señor… y ellos tuvieron que tragarse la mentira. En ese momento trascendental, les mintió sobre la bondad, la Palabra y las intenciones de Dios (Génesis 3:1-6).
Ubicación, ubicación, ubicación
Actualmente, en muchos países, comprar y vender bienes raíces es un negocio complicado. Los precios de las casas han bajado significativamente, y la cuestión es aun peor si uno trata de deshacerse de propiedades comerciales. Por eso, en este tipo de actividad, es importante tener en mente este antiguo dicho: «¡Los tres conceptos más trascendentales que hay que saber sobre comprar y vender propiedades son ubicación, ubicación, ubicación!».
Creyentes «montón de cenizas»
Una vez, una mujer me preguntó por qué debía ser ahora como Cristo si llegaría a ser como Él cuando entrara en el cielo (1 Juan 3:1-3). ¡Qué gran pregunta! En especial, cuando es más fácil ser como uno es.
Bendita certeza
Mientras hablaba con un hombre cuya esposa había fallecido, me contó que un amigo le había dicho: «Lamento que hayas perdido a tu esposa». ¿Qué le contestó él? «Ah, no, no la perdí. ¡Sé exactamente dónde está!».
Mundo de las hormigas
Uno de los momentos más destacados de mi trabajo como rector de la universidad es la ceremonia de graduación. Un año, mientras caminaba hacia el salón de actos, me entusiasmaba pensar en que nuestros graduados estaban listos para salir a contarle al mundo sobre el poder transformador de la obra de Cristo. En el trayecto, observé unas laboriosas hormigas que se esforzaban por cumplir con su rutina. Pensé: ¡Hay cosas mucho más importantes que hacer que construir montículos de tierra!
Inventario de obstáculos
Buscar errores es un pasatiempo popular y, por desgracia, a muchos de nosotros nos resulta fácil participar de la diversión. Concentrarse en los defectos de los demás es una gran manera de sentirse mejor personalmente. Y ahí está el problema. Pasar por alto los errores que debemos corregir en nuestra vida no solo detiene nuestro crecimiento espiritual, sino que también obstaculiza la obra de Dios a través de nosotros. Nuestra manera de vivir favorece o entorpece la eficacia del Señor en la vida de otros.