Halcones y leones
Una mañana, observaba un conejo que mordisqueaba la hierba en el patio trasero de mi casa. Era de los pequeños, con piel marrón moteada y una cola que parecía un pompón de algodón. De repente, un halcón se deslizó por el aire con la velocidad y la precisión de un rayo. Con las garras extendidas, se lanzó hacia su presa. Pero el conejo se dio cuenta del inminente peligro y salió corriendo para resguardarse, lo que logró solo unos centímetros por delante del halcón.
Algo que declarar
Era una simple inspección de equipaje rutinaria, pero el contenido de la maleta no tenía nada de común y corriente. El agente aduanero suizo que la examinó descubrió catorce cuadros originales de Pablo Picasso. Las obras de arte que estaban en la carpeta de dibujos se estimaron en un valor de 1.500.000 dólares; sin embargo, el pasajero había indicado «nada que declarar» a las autoridades aduaneras.
¿Puedo confiar en ti?
Según los expertos en detección de mentiras, «nuestra tendencia natural es confiar en la gente». Sin embargo, no todas las personas son confiables todo el tiempo. Algunas señales de que alguien podría estar mintiendo son nerviosismo, falta de contacto ocular y notorias pausas al expresarse. Aun con estas pistas, los expertos advierten de que sigue siendo difícil distinguir entre los mentirosos y las personas sinceras.
Más, más y más
Ahora que mi hija está aprendiendo a hablar, ha adoptado una palabra favorita: más. Dice «más» y señala una tostada con mermelada. Extendió la mano y dijo «¡más!» cuando mi esposo le dio algunas monedas para poner en su alcancía. Una mañana incluso exclamó: «¡Más papi!», cuando su padre salió para el trabajo.
Pacto con mis ojos
Un amigo nuestro es experto en informática. Una noche, cuando nuestra familia fue de visita a su casa, observé un versículo bíblico pegado en el monitor de su computadora: «Hice pacto con mis ojos…» (Job 31:1). Evidentemente, entendía el potencial peligro de pasar horas a solas delante de un ordenador con fácil acceso a imágenes indecentes.
Canaletas y ventanas
Mientras dábamos un paseo en coche con la familia, un inmaculado cartel blanco con letras rojas captó mi atención: «Canaletas y ventanas; trabajo de calidad garantizado». El letrero era perfecto, pero temí que la casa y el granero que estaban justo detrás se derrumbasen en cualquier momento. ¡La pintura estaba levantándose, las ventanas estaban rotas y las canaletas no existían!
Regalo de cumpleaños
Cuando le recordé a mi esposo que se acercaba el día en que cumpliría 39 años, dijo que no quería ningún regalo. Sí, claro, pensé, y seguí insistiendo para que me diera una idea de qué regalarle. Fue entonces cuando me dijo que quería ofrendar el dinero que supuestamente se gastaría para su cumpleaños.
Llegó la hora
Durante la fiesta de Navidad en nuestra iglesia, observaba a los integrantes del coro que se ubicaban al frente de la congregación mientras el director de música hojeaba unos papeles que tenía sobre un delgado atril negro. La orquesta empezó a tocar y los cantantes interpretaron una conocida canción que comenzaba con estas palabras: «Venid, adoremos; venid, adoremos».
Esperanza en Él
Una noche, mientras regresábamos a casa después de una fiesta de Navidad, mi familia y yo nos acercábamos a una pequeña iglesia rural ubicada en medio de destellantes bancos de nieve. Desde lejos, podía ver el cartel con motivos navideños. Una hilera de luces blancas formaba con letras mayúsculas la palabra ESPERANZA. Ver ese letrero brillando en la oscuridad me hizo recordar que Jesús es y siempre será la esperanza de la humanidad.
El indulto
Todos los años, a finales de noviembre, el presidente de los Estados Unidos decreta un indulto oficial para el «Pavo Nacional del Día de Acción de Gracias». Durante esta alegre ceremonia, un presidente señaló: «Nuestro invitado de honor parece un poco nervioso. Nadie le ha dicho todavía que lo voy a indultar». El pobre pavo tenía una buena razón para estar inquieto: sin una absolución, estaba condenado a ser la cena para festejar el día de acción de gracias.