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Articles by Glenn Packiam

Como una sinfonía

Sorprendí a mi esposa con boletos para ir a ver a un cantante que siempre había querido escuchar en vivo, acompañado por una orquesta sinfónica. La orquesta tocó varias canciones clásicas y algunas tonadas folclóricas. La última pieza fue una versión renovada del himno «Sublime gracia». ¡El arreglo bello y armonioso nos dejó sin aliento!

Frente a la oscuridad

A mediados de la década de 1960, dos personas participaron en una investigación sobre los efectos de la oscuridad en la psiquis humana. Entraron en dos cuevas, mientras los investigadores monitoreaban sus hábitos de alimentación y sueño. Una permaneció en oscuridad total durante 88 días, y la otra, 126. Cada una estimó cuánto había estado a oscuras, y ambas erraron por meses. Una pensó que había dormido una breve siesta, cuando en realidad fueron 30 horas. La oscuridad desorienta.

Vivir como si fuera de mañana

Cuando tengo que atravesar zonas horarias vía aérea, pruebo varios remedios para evitar el jet lag. ¡Creo que he probado todos! En una ocasión, decidí ajustar mis comidas en el vuelo a la zona horaria a la que me dirigía. En vez de cenar con el resto de los pasajeros, seguí viendo una película e intenté dormir. Las horas de ayuno fueron difíciles, y el desayuno que sirvieron antes de aterrizar dejó mucho que desear. No obstante, vivir «al revés» de los que me rodeaban funcionó. Llevó mi reloj corporal a una nueva zona horaria.

Compañeros en Cristo

Un estudio sobre la importancia de las relaciones saludables empezó con 268 estudiantes de la Universidad de Harvard en la década de 1930, y se expandió, entre otros, a 456 residentes de la ciudad de Boston. Los investigadores entrevistaron a los participantes y analizaron sus registros médicos durante algunos años. Descubrieron que las relaciones cercanas son el mayor factor para predecir la felicidad y la salud. Resulta ser que, si nos rodeamos de las personas correctas, lo más probable es que experimentemos una mayor sensación de alegría.

Practica estas cosas

Mientras ayudaba a mi hijo con su tarea de matemáticas, me pareció que no le entusiasmaba mucho repetir problemas sobre el mismo asunto. «¡Ya entendí, papá!», insistía, esperando que le permitiera dejar de hacerla. Entonces, le explicaba que un concepto no es más que eso hasta que aprendemos a ponerlo en práctica.

Ya no más tú

En el verano de 1859, Charles Blondin se convirtió en la primera persona en cruzar las cataratas del Niágara sobre una cuerda floja; algo que siguió haciendo cientos de veces. Una vez, lo hizo con su representante Harry Colcord sobre sus hombros. Blondin le dio a Colcord estas instrucciones: «Mira, Harry […], ya no eres más Colcord, eres Blondin. […] Si yo me balanceo, balancéate conmigo. No intentes equilibrarte. Si lo haces, ambos iremos camino a la muerte».

El problema interior

Hace años, un pájaro carpintero comenzó a picar el costado de nuestra casa. Pensamos que el problema era solo externo, pero un día, mi hijo y yo subimos al altillo, y un pájaro pasó volando frente a nuestros rostros sorprendidos. El problema era peor de lo sospechado: estaba dentro de nuestra casa.

Alza tus ojos

Las nubes bajas bloqueaban el horizonte y limitaban la visibilidad a unos pocos cientos de metros. El efecto sobre mi humor se veía. Pero al rato, las nubes comenzaron a abrirse y allí lo vi: el hermoso Pikes Peak, el emblema de la ciudad, flanqueado por dos cadenas de montañas. Una sonrisa me cambió la cara. Pensé que aun nuestra perspectiva física puede afectar nuestra visión espiritual, y recordé la canción del salmista: «Alzaré mis ojos a los montes» (Salmo 121:1). A veces, ¡lo único que necesitamos es levantar un poco más la mirada!

Una canción en la noche

El sol acababa de ponerse cuando, de repente, se cortó la luz. Estaba en casa con nuestros dos hijos menores, y era la primera vez que ellos experimentaban la falta de electricidad. Después de averiguar en la compañía eléctrica qué pasaba, busqué algunas velas, y los niños y yo nos amontonamos alrededor de las llamas parpadeantes. Ellos parecían nerviosos e inquietos, así que empezamos a cantar. Al momento, las miradas de preocupación en sus rostros fueron reemplazadas por sonrisas. A veces, en nuestros momentos más oscuros, necesitamos una canción.

El siervo verdadero

En 27 a.C., el gobernante romano Octavio se presentó ante el Senado para dimitir de su cargo. Había ganado una guerra civil, era la única autoridad de esa región del mundo y estaba oficiando de emperador. Sin embargo, sabía que su poder se consideraba sospechoso, así que renunció y juró ser simplemente un oficial público. ¿La respuesta del Senado? Lo honraron otorgándole una corona civil y nombrándolo siervo del pueblo romano. Y también lo llamaron Augusto: el «grande».