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Articles by Anne Cetas

El descanso de las burbujas

Un niño nos roció a mi esposo y a mí con burbujas mientras venía corriendo por el paseo marítimo. Fue un momento ameno y divertido en un día difícil. Habíamos ido a visitar a mi cuñado, que estaba hospitalizado, y ayudar a su esposa, que tenía problemas para ir a ver a su médico. Por eso, cuando nos tomábamos un descanso para caminar, nos sentíamos abrumados por las necesidades de nuestros familiares.

Con un poco de ayuda

El verano de 2015, Hunter (de 15 años) llevó en brazos a su hermano Braden (de 8) unos 90 kilómetros para que la gente tomara conciencia de las necesidades de quienes padecen parálisis cerebral. Braden pesa 27 kilos, así que Hunter tuvo que detenerse varias veces para descansar, mientras otros lo ayudaban a estirar los músculos. Aunque usaba arneses especiales para ayudarlo a soportar el dolor físico, Hunter dice que lo más alentador era la gente en el camino: «Me dolían las piernas, pero mis amigos me levantaban y podía seguir». La madre de estos muchachos llamó la ardua caminata «El paso decidido de la parálisis cerebral».

Ponerse al lado

L os 30 compañeros de quinto grado y sus padres miraban mientras Mi’Asya caminaba nerviosa hacia la plataforma para hablar en la ceremonia de graduación. Cuando el director acomodó el micrófono a la altura de la niña, ella se puso de espaldas a la audiencia. La multitud susurraba palabras de ánimo: «Vamos, querida, puedes hacerlo». Pero Mi’Asya no se movió. Entonces, una compañera pasó al frente y se paró junto a ella. Con el director de un lado y su amiga del otro, los tres leyeron juntos el discurso. ¡Qué hermoso ejemplo de respaldo!

Repite después de mí

Cuando Rebeca apareció en el escenario para hablar en una conferencia, sus primeras palabras en el micrófono resonaron en toda la sala. Se estremeció al escuchar el eco de sus palabras, y tuvo que modular su voz e intentar ignorar el eco cada vez que pronunciaba una frase.

¿Dios es bueno?

«No creo que Dios sea bueno», me dijo una amiga que había estado orando durante años por cuestiones difíciles sin que nada mejorara. Su enojo y amargura ante el silencio divino crecían. Como la conozco bien, percibía que, en lo profundo de su ser, creía que Dios era bueno, pero su dolor incesante y la aparente falta de interés del Señor la hacían dudar. Para ella, era más fácil enojarse que soportar la tristeza.

Sorprendido por la gracia

Una mujer se quedó dormida en el sofá después de que su esposo se fue a acostar. Al rato, un intruso entró a hurtadillas en la casa por una puerta que habían dejado abierta; fue a la habitación donde dormía el hombre y cargó el televisor. En ese momento, el hombre se despertó y, al ver una figura, susurró: «Querida, ven a acostarte». El ladrón, asustado, dejó el televisor, tomó un montón de dinero del tocador y salió corriendo.

El secreto de satanás - Noveno día

Porque mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo. - 1 JUAN 4:4

 
Lectura bíblica para hoy: Romanos 6:14-23
 

Un instructor de conducción de vehículos en Alemania fue detenido por la policía después de un accidente de poca importancia con un camión. Cuando le pidieron la licencia de conducir, no la tenía. Había estado enseñando a conducir…

Cuatro formas de mirar

Mientras luchaba con algunas situaciones difíciles con sus hijos, Juana se sentó en la reunión de alabanza. Exhausta, tenía ganas de «renunciar» a su papel de madre. Las cuatro reflexiones que escuchó esa mañana la ayudaron a seguir adelante:

No hay marcha atrás

No pude deshacer mis acciones. Una mujer había estacionado su auto y me impedía llegar al surtidor de combustible. Se bajó a dejar algunos objetos para reciclar y, como yo no tenía ganas de esperar, hice sonar la bocina. Irritada, retrocedí y di la vuelta por otro lado. De inmediato, me sentí mal por ser impaciente y no querer esperar treinta segundos (como mucho) a que avanzara. Le pedí perdón a Dios. Sí, la mujer tendría que haber estacionado en el lugar designado, pero yo podría haber mostrado bondad y paciencia en lugar de dureza. Por desgracia, ya era demasiado tarde para disculparme… la mujer se había ido.

El evento principal

Mientras miraba una exhibición de fuegos artificiales durante una celebración en la ciudad donde vivo, me distraje. Hacia ambos lados del evento principal, se veían ocasionalmente destellos de fuegos más pequeños. Eran bonitos, pero hicieron que me perdiera de disfrutar la exhibición más espectacular que estaba justo arriba de mi cabeza.