Fanny Kemble fue una actriz británica que se mudó a los Estados Unidos a principios del siglo xix y se casó con el dueño de una plantación en el sur del país, llamado Pierce Butler. Disfrutó la vida que le brindaba la riqueza de la plantación, hasta que vio el costo de esos lujos; un costo que pagaban los esclavos que trabajaban en la propiedad de su esposo.
Con el tiempo, se divorció de él y escribió el libro Diario de una residencia en una plantación de Georgia en 1838-1839, donde describía el trato cruel que experimentaban los esclavos. Por su oposición a la esclavitud, la ex esposa de un dueño de esclavos llegó a ser conocida como «la abolicionista menos pensada».
En el cuerpo de Cristo, Dios suele sorprendernos de manera maravillosa. Habitualmente, usa lo menos pensado (personas y circunstancias) para concretar sus propósitos. Pablo escribió: «lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios» (1 Corintios 1:27-28).
Esto nos recuerda que el Señor, en su gracia, puede usar a cualquiera. Si permitimos que obre en nuestra vida, ¡podría sorprendernos lo que puede hacer a través de nosotros!