El 4 de agosto de 1991, el crucero MTS Océanos enfrentó una tormenta terrible frente a la costa de Sudáfrica. Cuando empezó a hundirse, el capitán y sus oficiales decidieron abandonarlo, pero sin avisar del problema a los que quedaron a bordo. Moss Hills, un músico británico que viajaba en el barco, notó que algo andaba mal y envió una señal a los guardacostas. Entonces, poniéndose al mando de la situación, él, su esposa y otros artistas que iban con ellos ayudaron a organizar la evacuación de los pasajeros, mientras los helicópteros los rescataban.
A veces, los que consideramos líderes pueden abandonarnos. Cuando el rey Saúl y sus oficiales enfrentaron los insultos del gigante Goliat, tuvieron miedo (1 Samuel 17:11) . Sin embargo, un joven músico y pastor llamado David tuvo fe en Dios, lo cual transformó su perspectiva ante aquella amenaza. Le dijo a Goliat: «Tú vienes a mí con espada […]; mas yo vengo a ti en el nombre del Señor de los ejércitos» ( v. 45) . David derrotó al enemigo y cambió el rumbo de la historia ( v. 50) . No buscó fortaleza en los líderes humanos, sino en el Dios vivo.
Cuando otros nos abandonen, el Señor tal vez nos llame a liderar con su fuerza y para su gloria.